Entreteniendo mi espera en una clínica dental con una de esas revistas llamadas del corazón, encuentro profusamente fotografiado a Felipe González, ex presidente del Gobierno español y carismático líder del PSOE, presentando su colección de joyas diseñadas por él mismo.

Mi más emocionada enhorabuena, don Felipe. No creo que sea posible emplear el tiempo de un pensionista en una actividad jubilar más útil y provechosa para toda la sociedad y especialmente para la oprimida clase obrera, sobre todo cuando como en su caso, la ejemplar austeridad de sus ingresos públicos no nos permite dudar del puro altruismo con el que la ejerce.