ENRIQUE IV hizo famosa la frase "París bien vale una misa", con tal de hacerse con la Corona de Francia y conservar el poder. En Euskadi alguien ha debido discurrir que un voto bien vale un vale de compra. Es lo que he pensado nada más ver el anuncio publicitario del Gobierno de Patxi López en la prensa, a dos meses de las elecciones, con el lema Salir de compras en Euskadi es un buen plan. Miles de vales de compra gratis de 50 y 100 euros te están buscando.

Mi reacción ha sido de desconfianza. Desconfío de un partido, en este caso el PSE y el Gobierno dirigido por Patxi López, que alardea ser de izquierdas y progresista mientras ofrece a la sociedad vasca 500.000 euros en vales para consumir de balde. Lo que esta política incentiva no es el sector comercial ni su innovación, sino un consumismo ya fuertemente promovido por la poderosa maquinaria del mercado y la publicidad. El vale no es por lo que uno haya comprado, sino para volver a comprar otro producto en la misma tienda por 50 euros o 100, según la papeleta que le haya tocado.

¿En qué progresa una persona o una sociedad a la que se le impulsa desde el Gobierno al consumismo, que no es otra cosa que comprar sin moderación y sin necesidad? ¿Qué tiene de progresista una política que fomenta el hábito de comprar por comprar, gratis y a costa del dinero del pueblo? ¿Qué tiene que ver todo ello con una política justa y solidaria, precisamente, en este tiempo de dificultad y verdadera necesidad en muchas familias? Desconfío, en definitiva, porque creo que la idea que subyace no respeta nuestra dignidad de ciudadanos y porque veo un Gobierno que no conoce a esta sociedad o, por lo menos, a gran parte de ella. Somos personas adultas, capaces de valorar las ayudas públicas que de verdad lo son cuando contribuyen a solucionar los problemas y a crear unas condiciones para una vida mejor para todos. Esta actuación, con un coste total de un millón de euros entre los vales y la campaña publicitaria, ni la tengo por un buen plan ni por un aval que garantice una mejora estructural y de futuro para el pequeño comercio ni para la ciudadanía.

Ainhoa Etxeberria