TV, ordenador, cámaras, móviles, iPod, mp4, táctiles, inteligentes, futuristas… cada día más pantallas para que veamos menos. Conexiones inalámbricas, Wi-fi, o interactivas, para estar más aislado. Pantallas de treinta y tantas pulgadas para ocultar la verdad. Realidades virtuales que mienten a nuestros sentidos deseosos de ser engañados. Va de aniversarios sobre evidencias enterradas. 50 años de la muerte escondida (El asesinato de Lumumba/ Ludo De Witte - Edit. Crítica) de un peligroso revolucionario que se atrevió a decir delante del rey Balduino las verdades del colonialismo sobre el robo de las riquezas del Congo, y cómo les eran cortadas las manos a los nativos que no aportaban una cantidad determinada de caucho. Una tortura pactada por el rey y el presidente Eisenhower y un cadáver hecho desaparecer por funcionarios belgas con ácido sulfúrico: "África escribirá su propia historia y será al norte y al sur del Sahara una historia de gloria y dignidad". Hoy, se premia con Oscar a El discurso del rey (Jorge VI) por su lucha contra la tartamudez, cuando fue completamente mudo ante 16 años de colonialismo británico (36-52) y cuando los reyes son especialistas en discursos aburridos, plenos de palabras huecas y anhelos falsos que son los primeros en incumplir.

35 años de la matanza de Vitoria, sin investigación, ni compensación de ningún tipo. 30 años del 23-F, ilusión de un rey salvador, freno del desarrollo autonómico y social que pedía un pueblo sediento de libertad e igualdad, garantía democrática para una corona impuesta por el dictador. 25 años de Chernobil, mientras en España se alarga la vida de las centrales nucleares hasta los 40 años, estando amortizadas, sin saber qué hacer con los residuos, para beneficio millonario de sus promotores y jugando con el peligro.

Escamoteo escandaloso de las movilizaciones populares en Murcia durante los meses de diciembre y enero, ejemplo de improvisación ciudadana (Foro Social de Murcia) ajenas a sindicatos y partidos; o de la movida en Wisconsin y Ohio, (con solidaridad en NY, Chicago, Columbus, L.A. y Denver) donde 100.000 personas, en la mayor manifestación de su historia, defienden sus derechos sociales (una bajada del sueldo del 7%, aplicada aquí sin demasiada vaselina) desafiando a la Policía y las órdenes del gobernador republicano Scott Walker (Tea Party). ¿Qué pasaría si los ciudadanos estadounidenses exigieran el fin de una sociedad basada en el rápido consumo para beneficio privado? ¿Les darían la razón tan rápido como ha aparentado su gobierno con los ciudadanos de Túnez, Egipto o Libia? El american way of life se desvanece a marchas forzadas, ni siquiera el efecto ventilador puesto en marcha con las hipotecas subprime parece detener la caída del gigante de las barras y estrellas, cada día más repletas de sangre y agujeros negros. Dice Vicenç Navarro que, en el fondo, el causante de todas las injusticias, las árabes y las europeas, las del sudeste asiático y las de la América oculta es el mismo neoliberalismo, que pone en lo alto de la pirámide el beneficio empresarial en detrimento de los derechos sociales, los esclavos que aguantan toda la inmensa masa de piedra sobre sus cargados hombros. Un resquicio de esperanza: También hubo premio al mejor documental para Inside Job, donde su director Charles Ferguson pide el encarcelamiento de los directivos de Wall Street que facilitaron o no impidieron la crisis económica mundial. Por no hablar del golpe de estado de los bancos. Según Juan Torres López, vivimos en una bancocracia, que ha perpetrado uno de los mayores atracos de la historia impunemente, primero un golpe económico y luego político. Cabe preguntarse si la M y la D son intercambiables mediante el dinero corrupto.

Pantallas para acotar democracias que benefician a los mayoritarios en las urnas. ¿Acaso la trama franquista renunció o denunció al terrorismo promovido desde el 18 de julio del 36 para presentarse a las elecciones del 79 o posteriores? ¿Cuántos diputados, senadores, concejales y parlamentarios hemos pagado en 32 años, demócratas de toda la vida? ¿Y acaso la vida de los 30.000 asesinados en una cuneta o frente al muro del cementerio tiene menos valor que los 900 de ETA? Las antiguas amistades (Gadafi) se ponen en entredicho cuando asoma un botín petrolífero, barcos de EEUU vuelan hacia Trípoli. Exxon Mobil Spain (Rockefeller) gana 10.000 millones en los dos últimos años, sin pagar un solo euro en impuestos, gracias a la pantalla blindada establecida y pactada por PP-PSOE, denominada entidades de tenencia de valores extranjeros (ETVE), una figura de ingeniería financiera especialmente diseñada para que los poderosos ganen dinero, mientras los estados rodeados de moscas miran sentados en el suelo con la mano extendida. En plena crisis las principales empresas españolas (Repsol, Iberdrola, Telefónica, Santander, etcétera) aumentan sus beneficios y los sueldos de sus dirigentes. La señora A.R.Q. gana un premio periodístico haciendo entrevistas vomitivas con la desgracia ajena.

Derribemos las pantallas, las de la imagen y las del egoísmo, los nuevos muros de la vergüenza, las que impiden ver y las que permiten ver todo, incluso las miserias de los demás. Stéphane Hessel, un veterano de la resistencia francesa (93 años) pide ¡Indignaos! (Indignez-vous) en un libro (Destino) prologado por J.L. Sampedro de sólo 30 páginas, que ha vendido 3 millones de ejemplares en 3 meses. Superviviente del campo de concentración de Buchwald, único redactor vivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, su condición de miembro de la Resistencia francesa es la que defiende una base ideológica para oponerse a la actual deriva en que se mueve el orden mundial. El fascismo del futuro tal vez no tenga bigote y campos de concentración, pero está buscando y encontrando nuevas maneras de someter, de engañar, de esclavizar y de matar. Como concluye Hessel: "Crear es resistir, resistir es crear".