Decía un viejo aforismo romano que excusatio non petita, acusatio manifesta, es decir, que una excusa no pedida se constituye en una manifiesta autoacusación.

En la peculiar conmemoración del momento álgido, reitero, del momento más visible, del golpe de estado del 23 de febrero de 1981 -que ya son ganas de conmemorar-, preguntado por los periodistas, Juan Carlos Alfonso Víctor María de Todos los Santos de Borbón y Borbón-Dos Sicilias respondió: "Creo que se conoce todo y si no se inventa por ahí".

Siempre se ha querido establecer una verdad oficial. Tal vez ya se conoce prácticamente todo. Lo que no quiere decir que la verdad histórica corresponda con la verdad propagandísticamente establecida. Pero la verdad, existe. Con la actual perspectiva histórica, confieso que no entiendo cuál es el beneficio de mantener una pueril "verdad oficial": ¿es más estética, no somos maduros para soportar la real, aprovecha a alguien? Se me escapa. Y que partidos políticos varios se presten a ello o aún lo alienten. ¡Exijan la verdad material y sus responsabilidades políticas! ¿Cuándo se abrirá la cortina? ¿Hasta cuándo habrá que esperar?

Juan Carlos Alfonso Víctor María de Todos los Santos de Borbón Borbón-Dos Sicilias Battenberg y Orleans fue dictador por primera vez en la tromboflebitis de Franco de 1973. Por segunda vez el 30 de octubre de 1975, situación en la que el 10 de noviembre visitó -con uniforme de capital general- la guarnición de el Sáhara. El día 14 siguiente en los Acuerdos de Madrid abandonaban a esa provincia con procuradores en Cortes a Marruecos y Mauritania. Fue en una tercera fase dictador, ya no como sustituto en la jefatura del estado de Franco sino a título de rey a la muerte del general que le designó. Y al entrar en vigor la Constitución pasó de ser dictador a monarca constitucional de ambiguas funciones (el Alto Patronazgo de las Reales Academias y otras no menos relevantes). El dramático problema sería si fuere no una figura legal de tarea tasada sino un poder fáctico incontrolado y/o consentido por concretables intereses. Casi todos los personajes a los que Forbes atribuye 2.000 millones de euros tienen intereses y poder.

¿Tendrá alguien la libertad de escribir quién dio el golpe de estado para que no le dieran el golpe de estado y quienes cooperaron y quiénes verdaderamente lo detuvieron? ¿A cuántas bandas era la partida de billar?

La Transición se hizo mal. A lo mejor no se pudo hacer mejor. Hubo grandes hitos como los pactos de la Moncloa en cuya foto aparece fruncido Juan de Ajuriaguerra. Hubo disparates como el "café para todos" de Clavero Arévalo para no afrontar Estella, la toma de parte en la Guerra Civil, Cataluña compleja, esa rica Galicia cultural y afectiva. Y todo ha salido mal.

El golpe de Estado nació de trileros que tuvieron que tapar con la mentira sus mentiras. Y toda ella taparla con otra aún más grande. La Historia gana siempre la partida. A veces tarde, para vivos y muertos. Aún en una tierra de grandes actores. Un Borbón más. Y la otra no parece mejor. "Profesional", dice.