Joan Guinovart, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas, ha declarado que "la ciencia española está enferma y malnutrida". La causa de que se invierta poco en ciencia está en la propia estructura económica de nuestro país. Las empresas carecen de margen suficiente para abrir líneas de investigación debido a la rigidez del mercado laboral, la escasez de créditos y la baja productividad.

Los empresarios están ante la tesitura de dirigir sus esfuerzos a corto plazo, aprovechando una coyuntura favorable, antes de que una etapa económica en recesión como la actual los aboque a una situación de riesgo extremo.

La investigación en la universidad adolece de rigidez burocrática y de subordinación a las directrices del poder político, que coartan la maduración de buenos científicos. Éstos tampoco pueden sacar provecho del mal sistema educativo, donde prima la mediocridad característica de la estructura endogámica universitaria.

Por lo tanto, los problemas vienen no solamente del dinero, sino de las características viciadas del sistema.