El Ayuntamiento de Vitoria claudica ante las asociaciones de vecinos a cuyos directivos nadie elige ni conoce, que obedecen a diferentes opciones políticas o a las ganas de figurar del gurú de turno, que toman decisiones entre cuatro gatos y hablan en nombre de un barrio entero, que se atribuyen competencias y representación sin poder hacerlo ni siquiera merecerlo o que ponen palos en las ruedas a cualquier decisión de calado e importante para el bienestar general de la ciudad.

La última claudicación ha sido la decisión municipal de hacerles nuevos despachos a las asociaciones de Zabalgana. Ya se les ha habilitado un local. Antes eran dos, ahora cuatro y puede que mañana diez. Por pedir y figurar que no quede. Entonces, ¿qué hará el Ayuntamiento? ¿les dará por la cara otro local? Es inadmisible que un espacio común para los ciudadanos del barrio como un salón de actos se lo repartan entre las cuatro asociaciones del momento. ¿Tan difícil es compartir un espacio? ¿o es que tienen algo que ocultar?

Espero que no se les siga dando cuartelillo a las ganas de trepar y llegar a un sillón municipal de muchos de estos personajes. Como hemos visto y vemos con otros cuantos.