Imaginémonos que con carácter retroactivo a todos los partidos se les aplicase la Ley de Partidos, y tuvieran que cumplir, condenar y pedir perdón por los hechos pasados. Ni el PP ni el PSOE pueden dar lecciones (franquismo, GAL corrupción, torturas, etc.).
De lo que se trata aquí es de que un partido acate la ley para su fundación y, si lo hace, se aprueba ese partido porque así lo dice la ley, no porque lo diga el PP y el PSOE ni el Gobierno ni nadie que no tenga competencia para ello.
Sortu ya ha cumplido escrupulosamente con lo que se le ha exigido. Ahora el PP y PSOE sólo tienen presente el interés electoral, aplican cálculos matemáticos y, como son tan perspicaces, ya han encontrado el motivo para no legalizar: alegan que hay "intenciones". Por lo visto, el "confesor" no ha querido ver "espíritu de enmienda" y ellos también pueden ver y juzgar las intenciones.