Estas palabras son fruto de una experiencia personal que ha hecho que me dé por pensar sobre temas políticos y legales en el ámbito socioeconómico. Y fruto también de la lectura de un artículo de opinión reciente en el que se apuntaba que "las elites financieras despiadadas y los lobbys empresariales esclavizan a la humanidad a través de leyes feudales favorecidas por unos gobiernos sumisos".
El pasado mes tuvimos, mi pareja y yo, la oportunidad de acceder a la compra de una vivienda tras disfrutar de unos cuantos años de vivir en alquiler. Analizamos doce entidades financieras, de las cuales sólo cuatro ofrecían la posibilidad de obtener el 100% del precio de compra venta o tasación. Pero las condiciones de las hipotecas de esas cuatro entidades eran abusivas, de las que esclavizan, doy fe, y por ello, siendo cautos, decidimos no coger el préstamo. ¡Qué ilusos! ¡En la situación en la que estamos no pueden dar dinero así como así!
Resignación e impotencia fueron los sentimientos que tuvimos el placer de disfrutar. Pero todavía nos quedaba otro y fue, y sigue siendo, el de la rabia cuando lees, ves y escuchas que ciertas entidades financieras han obtenido beneficios de miles de millones de euros; o que el 82% de las entidades del Ibex, entre ellas las financieras, acuden a paraísos fiscales para reducir el pago de impuestos y aumentar sus beneficios; o que la ministra de Economía diga que reformar la ley hipotecaria puede ser perjudicial para las entidades financieras. ¡Bien, sra. ministra! Usted tranquila, a los trabajadores no nos perjudica la reforma laboral, ni la de las pensiones, ni la reducción media del 5% de los sueldos de todos aquellos contratados en el sector público (no sólo a los funcionarios) ¡Nooooo! Y todo ello, sin musiquita ni pandereta, ¡olé! Vamos a ser algo más serios en nuestras argumentaciones, porque pueden llegar a ser hirientes.
Menos mal que, por lo menos, diferentes juzgados de lo mercantil están poniendo en evidencia la actuación de las entidades financieras en la gestión de hipotecas, en lo que se refiere a los suelos (interés mínimo que debes pagar) y las tasaciones en los embargos.
Que sirva de precedente para todos los dirigentes políticos que en el inicio de la catástrofe financiera eran más rojos que nunca, proclamando una gran reforma financiera que regulara las acciones de las entidades financieras; y que resulta que han hecho otras que poco tienen que ver con la proclamada. Espero, deseo y, por qué no, exijo que la reforma financiera se dé, porque o jugamos todos, o pinchamos el balón.