Una vez más la sociedad vasca ha enseñado su capacidad de movilización. Más de 40.000 personas fueron las que pidieron en Bilbao la legalización al Estado español de Sortu, y si las comparamos con otras de nivel estatal, queda claro que los datos son muy buenos.
Según los datos de la empresa Lynce hubo 40.960 personas en Bilbao. Esta empresa consigue datos muy exactos mediante cientos de fotos y videos de las movilizaciones, poniendo en duda muchas veces la credibilidad de los convocantes. Por dar ejemplos, (siempre teniendo en cuenta los datos exactos de la empresa) en la huelga general de las pensiones en París se juntaron 73.000 personas (330.000 según los organizadores, teniendo en cuenta que la área metropolitana de Bilbao no llega a un millón y la de París tiene casi 12), en la última movilización a favor de la vida y en contra del aborto reunió a 9.700 asistentes (600.000 según los convocantes), en la gigante manifestación contra la crisis del año 2009 fueron 32.000, y en contra de las pensiones en la misma ciudad otras 15.000. Siguiendo con los ejemplos, en la manifestación del 10 de julio del año pasado Som una nacio nosaltres decidim en Barcelona reunió a 62.000 personas, teniendo en cuenta que Cataluña triplica la población de Euskal Herria y que decir si se compara con la población española...
Por lo tanto, y dejando a un lado los datos, la ilusión creada en Bilbao no ha hecho más que empezar, el tren se ha puesto en marcha y ya no va a parar. Los intereses partidistas de algunos de los partidos sólo se pueden atribuir al miedo, ya que no les interesa la presencia de Sortu en las urnas, dado que han estado muy cómodos durante años con ayuntamientos, concejales y diputados que no les pertenecían. De todas formas, sólo quedan tres meses para las elecciones y con esta nueva situación quedará en evidencia el liderazgo falso del Gobierno Vasco y se convertirá en el primer gran paso de esta nueva etapa. Por todo ello, me gustaría felicitar a Sortu por la ilusión creada en los ciudadanos y por los pasos dados y ahora le toca al Estado español darle continuidad a este proceso irreversible admitiendo los pasos dados por la izquierda abertzale.