Se ha divulgado desde el Vaticano la noticia de la beatificación de Juan Pablo II el próximo 1 de mayo y tal decisión se apoya, dicen, en un milagro realizado sobre una monja francesa víctima del Parkinson.

La investigación histórica que sobre Jesús se está realizando se halla en su tercera búsqueda desde 1985. Dicen los expertos que Jesús no hizo milagros, si bien lo consideran como un gran taumaturgo o curador de enfermos, tanto de enfermos físicos como mentales, pero desde su humana capacidad. Dios, puede, pero no hace milagros.

No podemos basar nuestra fe en hechos supuestamente milagrosos y sin embargo, la Iglesia, sigue aferrada a una fe dogmática y beata. Si Dios, en verdad, saltándose las leyes por él creadas, se permitiese romperlas, podríamos culparle también del hambre, de las guerras, de los parados, porque, pudiendo solucionar tan graves problemas, no lo hace. No es porque no tengamos fe. Dios está siempre en y con nosotros, también con el Universo, pero no puede jugar con la libertad que nos ha dado ni con las leyes que fundamentan todo lo creado.

Pudo haber optado por otro modelo humano, el del hombre feliz sin pecado, pero no sería un hombre libre. No es milagrero ni apagafuegos, es compañero, no dueño de nosotros. Así nos hizo y desde esa postura quiere que le busquemos, desde lo humano, de lo humanamente posible, desde lo que nosotros podemos comprender y dejar la fe, que eso sí es obsequio suyo, para lo que no puede alcanzar la razón, para lo divino.