dice el inefable Teddy Bautista, a la sazón presidentísimo de la Sociedad General de Autores, que su intención es lavarle la cara a la institución, que se ha percatado de que su imagen no es demasiado buena entre los ciudadanos. Tampoco es tan mala, según él se trata de una leyenda urbana. Afirma el artista que pasó hace ya tiempo de la música para convertirse en recaudador que a partir de ahora la SGAE no tomará acciones legales contra los particulares -normal, cada vez que lo ha intentado ha perdido en los tribunales- y que sólo actuará contra las "estructuras empresariales organizadas y donde el nivel de infracción sea masivo". Que lo del canon digital lo resolverá Luxemburgo y varias sinsorgadas más dijo Bautista en un encuentro con medios, políticos y empresarios en el por supuesto lujoso y acorde con la importancia del personajillo Hotel Ritz de Madrid. Lo que de verdad quieren Bautista y sus amiguitos es consolidarse como intermediarios ante la Administración, fagocitar al resto de organismos surgidos presuntamente para defender los derechos de artistas varios y erigirse como administradores únicos tanto de las subvenciones como de los ingentes pagos a los que someten a los consumidores de música y películas. E Internet, por supuesto, es su próximo gran objetivo. La Red acabó con los top manta, algo que no pudieron hacer ellos, y ahora la SGAE quiere controlar lo incontrolable. La operación maquillaje no ha colado, señor Bautista. ¿Por qué no toma ejemplo del ahora denostado Ramoncín y deja del chupar del bote de una vez?
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