lA primera vez lo escuché por la radio. y había pasado ya el Día de los Inocentes, pero quise que la majadería pasara como deben pasar las de su género: entrando por un oído y saliendo de inmediato por el otro, sin dejar en el cerebro mancha ni recuerdo. De vuelta al trabajo me la vuelvo a encontrar y ya no puedo aparentar que la barbaridad no fue dicha? escrita y publicada. El obispo de Córdoba afirmó en su homilía del 26 de diciembre que (lo siento, tengo que citarlo literal e íntegro, para que no crean ustedes que exagero o tergiverso): "El ministro de la familia en el gobierno del papa, el cardenal Antonelli, me comentaba hace pocos días en Zaragoza que la Unesco tiene programado para los próximos 20 años hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual. Para eso, a través de distintos programas, irá implantando la ideología de género, que ya está presente en nuestras escuelas".

No acostumbro a practicar el ejercicio de meterme con la Iglesia, a la que por cierto considero mía, pero hay ocasiones en que es obligado reaccionar, aunque sólo sea por respeto a ella. Uno, contumaz en sus errores cuando son para mantener el beneficio de la duda, quería concederle al obispo que tal vez soltó lo que no debió en un lugar y momento inadecuado y luego la cosa se salió de madre sin quererlo. Pero la realidad me ha destrozado el espíritu de caridad, perdón y comprensión. Lo dijo con todas sus palabras en el marco de una homilía bien preparada para un día muy especial en el noble lugar de la Catedral de su sede. La homilía está escrita y con contumacia la publicó días después en la hoja de su Obispado. Así que no fue un error, ni un lapsus. Pertinaz como la sequía es la estupidez de algunos. Habrá estudiado en la Gregoriana de Roma pero, por lo visto, no le ha resultado de mucho provecho.

Hace pocos días tuvimos entre nosotros a la directora general de la Unesco, la búlgara Irina Bokova. Lamentablemente nada nos dijo al respecto de su maligno plan para 2030. Lejos de adoctrinarnos en la homosexualidad, nos habló de derechos humanos y de cultura de paz: además de heterófoba y enemiga de la familia, resultó ser taimada la señora. Para distraer y malmeter, Bokova ha nombrado este año pasado un Panel para la Paz y el Diálogo entre las Culturas formado por 20 personalidades, entre las que, junto a Wole Soyinka o Simone Veil, se encuentran dos obispos: el presidente de Pax Christi Internacional, arzobispo de Kinshasa y presidente de la Conferencia Episcopal del Congo, monseñor Laurent Monsengwo Pasinya; y el propio delegado de la Santa Sede ante la Unesco, monseñor Francesco Follo. ¿Colaborando los colegas del prelado de Córdoba en el complot internacional de la masonería gay? El obispo de Córdoba debería saber que la Santa Sede tiene delegación ante la propia Unesco desde su fundación. Para más detalles, su primer delegado fue ni más ni menos Angelo Roncalli, quien sería después el papa Juan XXIII.

Pero todo esto es secundario, lo verdaderamente increíble es cómo puede llegar a anidar en la mente de una persona ilustrada semejante bobada y llevarle a celebrar la ocurrencia y repetirla en tan alta ocasión y escribirla y publicarla. ¿Cómo se puede estar tan obsesionado y alterado con el asunto de la homosexualidad, para el resto de nosotros perfectamente cotidiano y ordinario, como para llegar a perder la cabeza y la decencia?

Según escribo esto me llega el aviso de una publicación en el blog de Federico Mayor Zaragoza. Dice, indignado con el asunto, quien fue en su día director general de la Unesco: "Es intolerable la forma en que la cúpula de la jerarquía católica española aborda temas que no solo contradicen el buen sentido, sino que a muchos creyentes nos indigna. (?) Se invade ahora el ámbito internacional y se calumnia de manera inverosímil a la organización intelectual de las Naciones Unidas, que tiene por misión precisamente construir la paz -objetivo tan cristiano y eucarístico- a través de la educación, la ciencia y la cultura, cuya Constitución gira alrededor de la igual dignidad humana y los principios democráticos que deben guiar a la humanidad para alcanzarla".

"Rectifiquen" termina don Federico. Sí, rectifiquen por favor, por respeto a los derechos de los homosexuales, por respeto al rigor intelectual y ético... y no menos por respeto a la propia Iglesia y a quienes somos parte de ella.