Cuando se llega a situaciones como la que vive nuestro querido D. Alavés, no puedo quedarme indiferente ante los argumentos que se manejan desde las diferentes posturas. El error está en razonar solo con argumentos económicos lo que tiene valor social, es como medir el cariño con un metro. (...)
Los argumentos son así de fáciles, Las instituciones públicas deben exigir al deporte profesional, D. Alavés, que trasmita salud social, para que las instituciones deportivas profesionales, el Alavés, puedan exigir ayudas, subvenciones, instalaciones, etc. ¿Y qué es salud social?
Salud social es lo que en nuestro caso el fútbol, debe generar en su entorno: entretenimiento, convivencia, imagen social y práctica deportiva, y por supuesto rigor económico en su gestión: debe generar entretenimiento sano en el espectáculo futbolístico, debe generar convivencia social por trasmitir valores humanos en la competición y actividades fuera de ella, debe generar una buena Imagen social del entorno geográfico, por la repercusión positiva fuera de él y debe generar práctica deportiva, aportando actividades, competiciones, equipos propios y convenidos, formadores más que entrenadores y todos los valores humanos y colectivos que genera la práctica del fútbol bien dirigido.
Así, salía estos días en los medios una foto con cientos de jóvenes del fútbol base y otro día una entrevista con el Presidente de La FAF diciendo que había en Álava más de 8000 fichas. ¿Cuál es entonces el verdadero objetivo que cumple el de fútbol profesional en este caso el Alavés?, ¿fabricar un jugador profesional por cada 7.999, según las estadística, o tener más de 8.000 jóvenes haciendo una actividad sana?
Un pequeño apunte, de esos más de 8.000, jugadores que hay en la provincia, para que verdaderamente tenga argumentos el club, debe hacérselos suyos y si no, ir de la mano de la FAF, presentarse en las instituciones , pegar un carpetazo encima de la mesa, y preguntar cuánto vale esta labor social que corresponde a las instituciones públicas? Por eso es difícil medir todo por lo económico, aunque en el balance haya razones suficientes para defenderlo, como para rebatirlo. Para balance positivo y beneficioso el que aporta esta actividad si se hacen bien las cosas, no hay dinero en el mundo que se pueda pagar los beneficios sociales.
Salud social es lo que en nuestro caso el fútbol, debe generar en su entorno: entretenimiento, convivencia, imagen social y práctica deportiva, y por supuesto rigor económico en su gestión: debe generar entretenimiento sano en el espectáculo futbolístico, debe generar convivencia social por trasmitir valores humanos en la competición y actividades fuera de ella, debe generar una buena Imagen social del entorno geográfico, por la repercusión positiva fuera de él y debe generar práctica deportiva, aportando actividades, competiciones, equipos propios y convenidos, formadores más que entrenadores y todos los valores humanos y colectivos que genera la práctica del fútbol bien dirigido.