atenta compañía: ganar el Gordo de Navidad -300.000 eurillos del ala- es más fácil que lograr que una supermodelo caiga rendida a tus pies. Esto no es un llamamiento a la ludopatía, gran error. Porque la flamante afirmación tiene truco. Según el -seguro que científico y sesudo- estudio la probabilidad de que el próximo miércoles dé usted saltos de alegría mientras huye del plumilla de turno y de las hordas de empleados de banca intentando hacerse con su décimo es de una entre 85.000 -salvo en el caso del señor Fabra, cuyas probabilidades se multiplican a la enésima potencia, es lo que se llama desviación-. Es decir: de cada 85.000 jugadores, 84.999 se quedarán a dos velas. Las cosas se ven distintas ahora, ¿eh? Admito que calcular matemáticamente las probabilidades de que te toque la lotería es posible. Es más, sin ningún método científico en mi cuadrilla estamos organizando el viaje al Caribe que nos vamos a pegar con lo que vamos a ganar con los décimos que jugamos a medias. Ahora, lo que veo realmente chungo es calcular cuántas posibilidades hay de ligar con una supermodelo, concretamente una entre 88.000. Me parecen demasiadas teniendo en cuenta que la población de señoras despampanantes metidas a modelo con superéxito es bastante limitadita y que el universo a repartir es enorme. Pero bueno, no seré yo quien ponga en duda el cálculo. Otro dato: la probabilidad de convertirse en presidente del Gobierno es de una entre 10 millones. No imagino cuál es la de repetir. Ahora, espero que ya tengan claro a quien encargar que les elija el número...