Creemos que si la UPV no dispone de laboratorios de arqueometría, ello no hubiera debido ser razón para oponerse a enviar las ostracas a laboratorios de otras universidades. Es como si para una enfermedad muy poco común no dispusiéramos de médicos que la puedan tratar en Vitoria y le dijéramos al paciente que no se puede hacer nada. Y que le ocultáramos que en Estados Unidos sí tratan dicha enfermedad. No sería ético. Lo lógico sería informar al paciente que sí tiene alguna posiblidad aunque sea muy lejos. Además, hacer las dataciones de unas pocas piezas valen 15.000 euros, bastante menos que esas operaciones tan caras en EEUU para enfermedades raras.

Lo único que hizo el miembro de la Comisión, el químico Sr. Madariaga, persona que desconoce por completo las técnicas arqueométricas, fue hacer varios análisis químicos que dieron como resultado sus declaraciones hace dos años en las que decía que las ostracas eran falsas porque tenían un componente químico moderno. Dicho componente, tal como aclaró Eliseo Gil al día siguiente, era la cola que se utilizaba para pegar los trozos de ostracas encontrados rotos. Este hecho gravísimo puso de manifiesto el bajo perfil de algunos miembros de la Comisión. No sólo por esto sino porque se han manifestado públicamente y reiteradamente bastantes de ellos de que no había que hacer las dataciones.

A pesar de que la Diputación no quiere gastar 15.000 euros para aclarar definidamente si las ostracas son falsas o auténticas, otras entidades piensan lo contrario. El Ayuntamiento de Iruña Oka, directamente implicado en este tema, aprobó el 9 de noviembre del año pasado una moción en la que instaba a la Diputación a realizar las dataciones como única manera científica para poder resolver este tema.

Posteriormente, el Juzgado de Instrucción nº 1, con fecha 13 de julio de este año requirió a "la Diputación Foral de Alava para que en el plazo de 5 días especifique y concrete, para la elaboración del informe pericial por el Departamento de Química de la Guardia Civil, las muestras (ostracas) objeto de estudio con el fin de de que dicho Departamento realice los ensayos solicitados". Es decir, la Juez solicitaba qué piezas se deberían datar en opinión de Diputación para, contrastando con la lista de las que ha presentado Lurmen, hacer una lista única y enviar las ostracas de dicha lista al Laboratorio de la Guardia Civil. Hasta ahora la Diputación ha hecho caso omiso a dicho requerimiento con lo que esta incumpliendo la Ley y desobedeciendo al Juzgado.

Así mismo, el día 10 de este mes de noviembre el Ayuntamiento de Iruña Oka ha vuelto a ratificarse en la moción del año pasado y ha pedido al Juzgado correspondiente que agilice las dataciones para resolver de forma científica este tema que se ha convertido ya en un embrollo mediático, judicial y social.

Además de la Guardia Civil, que tiene muchísima experiencia en análisis químicos pero no dispone de aparatos para realizar pruebas de termoluminiscencia y otras técnicas de este tipo, sería necesario realizar unos segundos análisis por laboratorios de total confianza a nivel mundial y que se dedican exclusivamente a dataciones arqueométricas. Hay 4 o 5 solamente y uno de ellos podría ser el Centro Europeo de Arqueometría situado en Lieja (Bélgica), centro que depende directamente de la Universidad de Lieja.

Pedimos que se daten las piezas cuanto antes y que se paren las "excavaciones" del nuevo gestor del yacimiento, Julio Nuñez, ya que en el pasado mes de julio la excavadora destrozó una parte muy importante al sur de la muralla tardorromana, llegándose a excavar mecánicamente hasta 1,50 m de profundidad, cuando las fotos aéreas indicaban que existía allí una densa red urbana y cuando los sondeos estratigráficos llevados a cabo en 2006 por Lurmen, mostraban cómo a partir de una media de 30 cm. de profundidad, aparecían intactos los niveles estratigráficos de época romana. Se han destruido gran parte de los estratos que había encima de las estructuras de las casas y viales de este sector. Pero en las zonas donde han metido la pala hasta 1,50 m se han destrozado absolutamente todos ellos. Con ello se ha perdido una parte fundamental de la información y de los restos materiales que podía aportar una excavación arqueológica adecuada. Este grave hecho nos muestra el interés del nuevo equipo de que no aparezca ninguna ostraca más.