ESTIMADO poeta Miguel Hernández: Compañero del alma, te fuiste tan temprano, temprano besaste la tierra. El odio homicida brutalmente te sepultó. Mas la voz no se ha apagado, la obra y el mensaje perviven. Quiero mirar tus campos, tus gentes, tu pueblo, quiero descubrir la verdad de la historia. Que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero.

Nosotros no olvidamos la historia porque no queremos volver a repetirla. Por eso, queremos que ocupes el lugar que la sinrazón fascista te negó. Naciste poeta. Desconocías la preceptiva poética; pertenecías a una familia humilde que sólo pudo permitirse llevarte al colegio durante unos pocos años, pero los versos salían de tu mano con emoción. Observabas la realidad, las dificultades, a los hombres y a las mujeres. Te gustaba ser cabrero, de hecho, cuando tu gran amigo Pablo Neruda consiguió que un alto cargo del Ministerio de Relaciones te buscara un trabajo como poeta, te quedaste pensativo y sólo preguntaste: "¿No podría el vizconde encomendarme un rebaño de cabras por aquí cerca de Madrid?". Eras un poeta joven, tu poesía es terrenal, iluminada por el sol del Levante español.

El 23 de julio de 1936 tomaste las armas a favor de la II República (y del Gobierno del Frente Popular constituido democráticamente en febrero de 1936). Ejerciste como periodista en el sistema de propagada republicana y escribiste los romanceros de la Guerra Civil. Luchaste a favor de la República junto a tus amigos pertenecientes a la Alianza de Intelectuales Antifascistas. Te incorporaste como voluntario al Quinto Regimiento de Zapadores, Minadores, 2ª Cía, 3ª Sección bajo el mando del Partido Comunista.

Fuiste el poeta que más se implicó en participar en los eventos culturales en contra del fascismo, primero en las misiones pedagógicas y después como comisario de Cultura y altavoz del Frente. Te sentías el poeta de la revolución.

Para ti la palabra significó lucha, denuncia de las mentiras, defensa de la justicia frente a los abusos. El rodillo de la intolerancia te alcanzó en Portugal, y más tarde hicieron que tu frágil cuerpo sufriera en diferentes cárceles hasta morir en 1942 en Alicante. Compañero del alma, te fuiste tan temprano. Sólo tenías 31 años. Sin embargo, el corazón de un luchador nunca muere. Tu prematura muerte hace que tu juventud sea eterna. Siempre creíste que la salvación de España dependía de la juventud que es la que siempre empuja de la historia. Por este motivo, nos parece conmovedor volver a leer tus versos.

Áurea Garde Busom

Asociación Cultural "Poeta Miguel Hernández"