Este año, durante la época estival me ha tocado viajar en varias ocasiones y he de reconocer que, salvo en excepciones, como pasa con todo, la gente en general es más prudente al volante. Aunque es cierto que sigue habiendo cosas como el fumar dentro del coche que te pueden despistar, el hablar con el manos libres, el cambiar de dial o de cd en la radio, etcétera, yo creo que la gente -me imagino que debido a las campañas de la Dirección General de Tráfico, a los radares y al temor a las multas- es más prudente al volante.

En nuestra sociedad, donde la perfección entendida como plenitud es un ideal y la uniformidad un valor, los diferentes somos considerados todavía como personas con carencias a las que hay que atender desde la caridad, la asistencia social o el sistema de salud, por eso se nos ha llamado subnormales, deficientes, minusválidos e, incluso, discapacitados. Este pensamiento está tan generalizado que todos los días en nuestra vida cotidiana podemos percibir estos prejuicios en muchos de los que nos rodean, y aunque ello pueda ir minando nuestra autoestima, cuando esas personas: profesionales, empresarios, políticos, etc. tienen la capacidad de tomar una decisión sobre algo que nos compete, a pesar de que existan leyes, se da la discriminación. Queremos ejercer nuestra ciudadanía en igualdad de condiciones y si ello no se ha conseguido todavía es porque entre todos no hemos logrado una sociedad capaz de dar las mismas oportunidades a todos, independientemente de nuestras características, de nuestra diversidad funcional. Por cuarto año consecutivo el Foro de Vida Independiente realizará la Marcha por la Visibilidad de las Personas con Discapacidad Funcional. Recorreremos la calle Atocha de Madrid exigiendo a las Comunidades Autónomas de España el cumplimiento de la Convención de los Derechos Humanos de las Personas con Diversidad Funcional. El 11 de septiembre, a las seis de la tarde, demandaremos respeto, la no discriminación y la igualdad de oportunidades.