El Ejecutivo de Zapatero ha aprobado la congelación de las pensiones, aunque las ideas de recortes venían desde que anunció la propuesta de aumentar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, y es que ciertamente mucha gente considera que nuestro sistema de pensiones es inviable. ¿Pero es cierto?, ¿hay argumentos serios para congelarlas? y, por último, ¿realmente tenemos un problema demográfico tan serio?

La partida destinada a las pensiones ha bajado una décima en dos décadas a pesar del envejecimiento de la población y el total del gasto está tres puntos por debajo de la media comunitaria y a cinco de países, como Francia o Alemania.

La congelación anunciada por Zapatero no tiene razón de ser, puesto que el año pasado la Seguridad Social obtuvo un superávit de 8.500 millones de euros, siendo la única institución estatal que no tuvo números rojos, con el agravante de que cuenta con un fondo de más de 60.000 millones de euros para garantizar la continuidad.

El único argumento medianamente lógico para tal decisión fue señalado por los diputados de IU-ICV para destinar el citado remanente a pagar la deuda del Estado, lo cual llevaría a que nuestros abuelos y abuelas paguen la crisis que no generaron después de haber pasado toda una vida trabajando y haber cobrado una pensión en la mayoría de los casos de subsistencia.

En 1975 ya se hacían estudios que trasladaban que para 2010 el Estado español tampoco podría hacerse cargo de su sistema de pensiones, y es que una encuesta poblacional hecha a más de diez años vista carece totalmente de credibilidad. Además, no es del envejecimiento del que depende el futuro de las pensiones, sino de la cantidad de población activa.