Sanidad ha puesto en práctica unas medidas de ahorro que no son aceptadas por los ciudadanos o por algunas empresas. Osakidetza cierra los ambulatorios los sábados a fin de dar un servicio más acorde con las necesidades en dichos días. Para ello aumenta el número de unidades PAC. Por otra parte, ordena que diversos medicamentos sean sustituidos por genéricos, lo cual conlleva una disminución del gasto de farmacia bastante considerable.
En el primer punto el paciente considera que estará peor atendido. En el segundo, no tiene la constancia de que el genérico sea mejor que el habitual que le recetan.
La primera medida habrá de tener un tiempo para poder ver sus resultados. No es mala, ya que se evitan gastos y todo el servicio queda en una labor que debidamente organizada pueden solucionar la atención al paciente. Es cuestión de acostumbrarnos a desplazarnos a otro ambulatorio. En el tema de los genéricos, es la industria farmaceútica quien pone problemas porque su beneficio será menor. Sin embargo el paciente tendrá menos gasto y la respuesta a su medicación es igual. En este caso la persuasión de utilizar el genérico debe estar encomendada al médico, el cual conoce a su paciente y el medicamento que en ese momento puede serle más útil y beneficioso.