Dedicado a Iker y Eneko Pou, dos de los más grandes deportistas que nos ha dado nuestra querida tierra Euskal Herria.

EN el mundo del deporte hace ya mucho tiempo que estamos acostumbrados a ser bombardeados por aquellos deportes mayoritarios que congregan a la gran mayoría de la sociedad y que mueven una desorbitada cantidad de dinero que muchas veces es mejor desconocer. Tras estos deportes se encuentran cientos de deportes y miles de deportistas con nombres y apellidos que forman la élite desconocida del deporte a la sombra de los acaparadores. Personas que han tenido que trabajarse un futuro y un prestigio a costa de un sufrimiento que dudo que muchas otras lo hayan sentido. Personas que desde el primer momento hasta el último han creído en sí mismas para hacer realidad un sueño que tras años de trabajo han conseguido.

7 paredes 7 continentes era el proyecto y la firma de los que asumen el desafío. Propusieron escribir una historia y la han escrito. Tras varios años de trabajo han vuelto con la sonrisa y la felicidad de haber superado un muro, el muro que nos separa de los sueños, del amor propio. Aquí no hay copas ni medallas, aquí no hay primas, aquí no hay recibimientos.

Son dos personas normales, de la calle, personas corrientes y humildes como nosotros que simplemente un buen día decidieron que lo que verdaderamente querían y deseaban en esta vida era ser escaladores, trepadores de piedras de todas las formas y colores, en cualquier punto del globo terráqueo. Lo han conseguido. Sus manos han subido por las paredes más emblemáticas de todos los continentes, sobre todo tras la consecución de este gran proyecto. Hasta ese momento no ha podido ser así. A pesar de pertenecer hace años a la élite de la escalada mundial, sus bolsillos se vaciaban a la misma velocidad en la que se hacían grandes. Hay otras personas que han llegado teniéndolo todo en la vida, toda la vida solucionada. Suena a chiste, pero para muchos la gloria tiene un precio muy alto que no todos pueden pagar. Unos se llevan todo el presupuesto, otros lo tienen que buscar hasta debajo de las piedras. (...)

Tras un duro trabajo de encontrar precisamente personas, organizaciones, empresas o instituciones que se comprometan a poner algo de su parte, es cuando se pone en marcha la aventura, cuando se empieza a escribir la historia. Este simple trabajo de buscar patrocinadores que puede parecer insignificante es quizás más duro que la propia aventura, sobre todo por el desgaste que supone a las personas que lo realizan, en este caso ellos mismos porque aquí no existen representantes que realizan todo el trabajo sucio. Eso no lo vemos por la tele, no lo escuchamos por la radio, no lo leemos en los periódicos. Simplemente porque no interesa, porque lo que interesa es el triunfo.

Incluso dentro de este reducido mundo de la montaña, y sin irnos más lejos aquí mismo en Euskal Herria, nos encontramos con personas que ensombrecen la historia de los verdaderos ganadores. Personas, que sin restarles mérito a lo que han conseguido, luchan con el único objetivo de colgarse el cartel de reyes del universo. Personas prepotentes y chulescas, dueñas de un ego mas grande que sus propias hazañas y decididas a no sólo lograr su propia gloria, sino a arrebatársela a los demás a costa de una competitividad y un deseo de derrotar al de al lado para sentirse superiores. A mí no me importa cuantas Copas del Mundo puedan conquistar, o cuantos ochomiles puedan ascender. Ellos ponen su nombre en la historia oficial y "engañan" a todos aquellos que solamente duermen el sueño de las verdades oficiales, pero carecen de todo lo necesario para escribir la historia de los ganadores.

En este desafío hubo momentos en los que no existía una segunda oportunidad. Aquí todo se hace a muerte, muchas veces anteponiendo el corazón a la cabeza, anteponiendo un alto riesgo a todo lo demás. Es fácil hablar, es fácil decir que "mira que suerte que viven de lo que les gusta". No negaré que la montaña es su vida, no negaré que disfrutan escalando y viajando, conociendo gente y lugares que seguramente la mayoría de nosotros no tendremos la oportunidad de conocer jamás. Sin duda son experiencias inolvidables que te llenan como persona, pero el sufrimiento no gusta a nadie, y ellos saben mucho de esto. Tuvieron el coraje de sacrificar una de las expediciones (Patagonia) por salvar la vida de tres montañeros franceses despeñados en la misma pared que pretendían ascender. Mientras, otros miembros de otras expediciones negaron su ayuda con el único fin de lograr su propia gloria. Seguramente la consiguieron.

Parece que ya está todo dicho, todo aclarado. Pero lo más duro, lo más cruel, el trabajo más sucio, las decisiones más difíciles, el verdadero sufrimiento es el que se queda en el camino, el que no sale a la luz. (...) Pero su vida es esto, es la montaña, es la escalada. El que lo quiera entender que lo entienda, el que no lo quiera entender que deje paso. El río siempre vuelve a su cauce. Ellos libran una lucha personal por vivir la vida que siempre han deseado, la vida con la que siempre han soñado, la vida que realmente les está haciendo felices. Para mí esta es su historia, su triunfo, su gloria. El proyecto es una pasada, de eso no hay duda. Pero todo lo que está detrás no tiene nombre.

Dicen que la historia la escribe el ganador. Gracias Iker y Eneko por haber escrito vuestro nombre y el nombre de Euskal Herria en la historia, eso es algo que nunca nadie nos va a quitar.

Eskerrik asko zareten bezala izateagatik!