12 meses, un año, nos restan para enfrentarnos a las elecciones municipales y forales. Comienza a ser época de balances, de descargos, de mirar a izquierda y derecha, de centrar la vista en aquellos logros, aquellas metas marcadas, en todo aquello que prometieron los que iban a ganar, los que ganaron y los que se quedaron en la estacada. En definitiva, las elecciones municipales y forales son la prueba del algodón, la prueba de control, la evaluación; eso que normalmente los políticos siempre piden para otros pero pocas veces para sí mismos, que una vez superado el examen luego tienen muchos veranos e inviernos para recuperar y en escasas ocasiones lo hacen.
Bien, nos queda un año a los ciudadanos y ciudadanas para emitir nuestro voto, para discernir entre los buenos, los mejores y los nefastos y es harto difícil, pues comienza el período de los engaños, de las mentiras, de las promesas irreales, de todo aquello que huele a bufa. ¿Dejarán de insultarse y de calentar el gallinero o de verdad mostrarán la Vitoria que quieren para sus ciudadanos y ciudadanas?
Miremos a nuestro alrededor, ¿qué vemos? ¿se han hecho obras? ¿se han remediado errores del pasado? ¿han gastado los dineros nunca a gusto de todos? ¿ los ciudadanos están a gusto en su barrio o en su calle?, ¿y con sus basuras o su limpieza?, ¿con sus aparcamientos, sus centros cívicos, impuestos o con el nuevo tranvía y sus dimes y diretes por dónde se amplía?, ¿con el nuevo y no visible auditorio?
Ahora no toca, estamos en crisis. La tan traída y llevada estación intermodal, ésa que van a hacer tan inmensa, tan esperada, donde se van a juntar el tren de alta velocidad, el tranvía y los autobuses, ¿de verdad algún día pondrán la primera piedra? ¿Y se hará a un lado o el otro de la antigua carretera de circunvalación? ¿en esa Plaza de América Latina donde parece que se juntan el hambre con las ganas de comer?
Fíjense si tenemos trabajo, de análisis, de revisión, de cuestionar en estos 12 meses que nos quedan en este año de crisis para patear la ciudad, comprobar promesas, para apostar por quién de verdad merezca la pena apostar, siempre por aquél o aquélla que de verdad entienda los intereses de los gasteiztarras, ame la ciudad y de verdad apueste por ella.
¿Se acuerdan de aquel lejano alcalde José Ángel Cuerda? Echen la vista atrás y se darán cuenta que tenemos que buscar a alguien como él, que de verdad se comprometa y luche por conseguir lo mejor para la ciudad de Vitoria-Gasteiz. Hay cierta envidia sana por el alcalde de Bilbao y que ya nos gustaría captarlo para darle un bonito revolcón a Vitoria.
Ah, no olviden revisar bien las rentas tan suculentas que Cuerda dejó en el Ayuntamiento y de las que han vivido Alfonso Alonso y actualmente Patxi Lazcoz. ¿Podrían decir, sin ánimo de ofenderles, qué han hecho por Vitoria-Gasteiz mientras han ostentado la Alcaldía de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad?
Juan Carlos Audikana