¡El mes que viene cumplo cuarenta y tengo una depresión que no veas! Eso fue lo que me dijo hace poco una dependienta de perfumería con la que charlaba casualmente, y yo pienso ¡qué tontería! No voy a negar que, como dicen algunos refranes, que por cierto son verdades como puños, a partir de los cuarenta se empiezan a notar "cositas". Te llevas toda tu vida, contento más o menos contigo y tus atributos personales, asomándote al espejo por la mañana y más o menos satisfecho con tu aspecto, sales seguro de ti mismo a enfrentarte con el mundo.

Siempre me he sentido bien conmigo misma y con mi imagen, me gustaba y no es que fuese perfecta ni mucho menos, pero me gustaba a mí misma y me sentía segura. Pues debo confesar que cuando llegaron los cuarenta, esa seguridad comenzó a desaparecer poco a poco, comienzas a ver cambios en ti, y parece que tomas conciencia de que ya no eres igual que la chica que veías ante el espejo a los treinta, y muchísimo menos a los veinte, de eso que duda cabe. La cuestión es como se asimilan esos cambios. Y he llegado a la conclusión, después de pasar por distintas fases, de que ésta en concreto y con mis cambios, es mi mejor edad. Estoy en mi plenitud en todos los aspectos de mi vida, pero es más, pienso que cualquier edad es la mejor para vivir, porque la edad es la que interiormente se siente. Hay personas que a los cuarenta se encuentran sin inquietudes y se sienten casi viejas y hay personas de ochenta, que están deseando vivir plenamente, disfrutando y con una energía envidiable. Cumplir años no quiere decir nada. Lo que hay que hacer es afrontar la vida con alegría y sentido del humor e intentar buscar el lado positivo de las cosas, no dejar que malas experiencias nos hundan y aprender de ellas. Lo mejor que te puede pasar es aprender a quererte, porque queriéndote a ti mismo, puedes dar lo mejor de ti a los demás. ¿Y cumplir años? Que queréis que os diga, yo me siento feliz con mis cuarenta y cuatro, y que le pregunten a mi madre de ochenta, que se va a bailar todos los fines de semana, le encanta seguir arreglándose y ha redescubierto el amor. Y como dijo un escritor italiano: la juventud es el paraíso de la vida y la alegría es la juventud eterna del espíritu. Vivir es de lo que se trata y eso no tiene edad.