una vez encausado Garzón, que se ate los machos el juez Javier Gómez Bermúdez. Le toca. Y es que es ya la segunda vez que se mete donde no le llaman. Primero desestabilizó a la nación (de Aznar) con un macro juicio televisado en directo donde echó por tierra las tesis del PP y sus acólitos de atribuir a ETA el monstruoso atentado del 11-M en Madrid. Y ahora resulta que vuelve a afear al PP (de Aznar, Rajoy y Acebes) que impulsó hace siete años el cierre de Egunkaria, de nuevo bajo la premisa de que todo lo que se mueve en clave vascongada y/o nacionalista está de alguna manera ligado al mundo terrorista. A Garzón le ha pesado abrir el caso Gürtel (corrupción que se gestó en el PP de Aznar ¡ya es casualidad!) y también escarbar en el tenebroso pasado del franquismo (de donde vienen unos cuantos que yo me sé). Lo del franquismo no lo ha instigado el PP directamente -¡faltaría más que éstos son demócratas de toda la vida!- pero sí los que están a su derecha y seguramente les votan en todas y cada una de las elecciones ahora que Blas Piñar y compañía ya no les representan. Pues eso, que Bermúdez estará ahora en su casa abrillantándose la calva henchido de satisfacción. Pero que no se relaje porque la vida es larga y la venganza no tardará en llegar. Estoy casi seguro de que en unas semanas o meses comenzarán a aparecer informaciones que le acusarán de prevaricador o corrupto. No sé quién o qué será el detonante. Quizá Cascos o Mayor Oreja, ahora que se han especializado en encender el ventilador (ya saben, para repartir).
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