El Tribunal Supremo anuló ayer mismo varias cláusulas de tarjetas de crédito e hipotecas que aplicaban algunos bancos y cajas por "abusivas". Para que no paguen justos por pecadores, hablamos de Banco Santander, BBVA, Bankinter y Caja Madrid. No es la primera vez ni será la última que nos cobran hasta por lo que no está escrito. Como lo de la comisión (dos euros en mi caso) por sacar dinero de un cajero que no sea el de mi banco. Pasa lo mismo con los teléfonos móviles, que hacen ricos a las compañías a base de timar groseramente a los usuarios con unas tarifas desorbitadas. Ya les van metiendo mano y más que les meterán algún día los tribunales. Y son conscientes de ello, pero mientras tanto... Lo mismo ocurre con los packs de Internet-televisión-teléfono fijo. Basta con preguntar a qué viene pagar 90 euros al mes y que me quiten la tele, por ejemplo, para que la factura se vea automáticamente rebajada en un tercio. "¿Y eso?", les preguntó un conocido mío. "Se lo rebajamos a los que protestan. A los demás les seguimos cobrando lo mismo", le explicaron sin rubor. Otro ejemplo: pruebe a cambiarse de seguro del coche. Verá cómo se ve inmerso de repente en una espiral de rebajas y contra rebajas que le alegrará el bolsillo a la par que aumenta su complejo de gilipollas por haber pagado todos estos años 200 ó 300 euros de más. ¿Nos lo merecemos por huevazos? Pues no. La empresa que no sólo no cuida a su cliente sino que además se aprovecha de aquéllos que le son más fieles ganará más a corto plazo, pero acabará pegándose el castañazo. O eso quiero pensar.
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