La edad de jubilación de 65 a 67 años ha creado polémica, pero si el desideratum es que las generaciones futuras puedan disfrutar de una pensión digna, exige estas consideraciones. La esperanza de vida de los españoles es de 80,9 años, ocupando el séptimo puesto en la posición (ranking) mundial. En 1900 era de 47; la subida en 109 años ha sido de un 58.09%.
La directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, María Antonia Blasco Marhuenda, dice, simplificando su argumentación, que los cromosomas poseen un filamento -llamado telómero, del griego, parte final- reloj biológico, controlador de la vida de todas las células, que se reduce en función de los años y alargándolo mediante la telomerasa se logra la longevidad, por tanto podemos llegar a los 100 años de edad. Salta a la vista, por tanto, el peligro de no poder mantener el régimen pensional.
El Gobierno, para obviar el peligro y a la vez contentar a la sociedad, propone que a partir de 2013 la pensión se conceda a los 65 años + dos meses y así sucesivamente hasta 2024, que será de 67 años y que se aplicará a los nacidos en 1959, que en esa fecha cumplirán 65 años. Por supuesto, sin olvidar la clase de trabajo. No es la mismo trabajar en un andamio a partir de los 60 que en una oficina.
Este panorama de la edad de la jubilación exige unas valoraciones para que la medida sea racional. En este asunto, ¿socialistas y populares lograrán un acuerdo, dejando a un lado sus intereses electorales? Dada la crispación, lo veo difícil.