Shalom/paz, el más hermoso saludo que existe como expresión de un deseo, pero incoherente con el resto de la carta a su padre, carta rezumante de odio y venganza, que don Rubén Múgica nos ofrecía en la prensa del pasado sábado.
Conocí a don Fernando Múgica aunque no frecuenté su trato. Manifesté mi más rotunda condena por aquel crimen execrable, personándome en su capilla ardiente en solidaridad con los suyos y con todos los pacíficos del mundo, y asistiendo a su funeral. Hoy, con la misma rotundidad, manifiesto mi condena por ése y todos los crímenes y exijo la inmediata desaparición de ETA, a quien considero el mejor cómplice de los enemigos de las libertades vascas. Franco sin Stalin no hubiese pasado de 1945.
Llama nazis a los de ETA. No, señor Múgica, los de ETA no son nazis, son asesinos y criminales, pero no son nazis. ETA asesina, ETA quiere imponer su dictadura, pero no busca el exterminio de ningún grupo humano. Nazis eran los que buscaron la aniquilación, la exterminación de los judíos y nazis son hoy los que buscan la aniquilación, la exterminación del pueblo palestino.
Habla usted de vencedores y vencidos. Vencedores absolutos y vencidos absolutos. Triunfo y gloria para los unos, tinieblas, rechinar de dientes y ¿aniquilación? para los otros.
Se confirma usted en lo que personas de su familia dijeron el triste día del asesinato de su padre: "Ni olvidamos ni perdonamos". Leyéndole no puedo menos que recordar a Ghandi: "Ojo por ojo y la humanidad terminará ciega".