Desde octubre estamos viviendo la provocación constante a la que somete el grande al pequeño, sabiendo que a pesar de todos los movimientos que hagamos logrará capturar parte de nuestro espacio y pisar de una forma más contundente nuestra libertad.
El Estado decidió hace años poner en marcha todos sus mecanismos a diferentes niveles para acabar con todo aquello que le molesta, o para acentuar las debilidades de lo diferente y justificar su repliegue en otras materias. ¿En qué marco podemos situar las detenciones que se están llevando a cabo desde octubre? ¿Cuál es la situación para que ilegalicen una manifestación sobre un hecho que hace tiempo que debería haber estado resuelto?
Temo por esta situación. Un país en declive desde que llegaron los piratas a Ajuria Enea, con la libertad coartada por una justicia que ahoga, que te mata de inanición y sin responder verdaderamente a las necesidades del pueblo. Un pueblo cada vez más ofuscado, silenciado a la fuerza y paralizado por la desilusión.
Desde la inoportuna creación de colectividades marcadas por la sospecha, hasta el cierre de medios de comunicación por el simple hecho de ser escritos en euskera, vivimos sin tregua el estrechamiento de la Justicia.
Miles de jóvenes observamos con preocupación todos los movimientos que se están realizando. Desde las detenciones de las semanas pasadas, hasta la imposibilidad de manifestarnos en Madrid a favor de Egunkaria. Desconocemos totalmente hasta dónde va a querer llegar el Estado en esta oleada de reacciones contra todo aquello que suena a "construcción nacional vasca", "trabajo a favor por la soberanía" o la simple "libertad de expresión".
¿Qué podemos hacer para superar este momento? ¿Cómo podemos superar estas barreras que nos quieren alejar de nuestros objetivos como pueblo? Soy consciente de la dificultad que entraña la consecución de un Estado, de la Independencia. La voluntad política proveniente de los gobiernos de los estados que un proceso de tal envergadura requiere se encuentra en las antípodas de la actual realidad, pero tengo muy claro que la profundización real en la democracia, totalmente alejada de cualquier tipo de violencia, es necesaria para seguir dando pasos hacia el camino que emprendimos hace muchos años.
Si dentro de las reglas de juego -democracia- se asume la confrontación pacífica y civil entre Euskal Herria y el Estado, las cartas estarán echadas sobre la mesa, lo asumiremos; pero teniendo en cuenta, todos, el coste que acarreará.
Mientras no observe que los diferentes actores socio-políticos de nuestro país (y de los estados que nos rodean) aúnen las voluntades pertinentes para normalizar la situación política, optaré por las dinámicas de desobediencia civil, pacíficas y civiles, para decir que estoy cansada de tanto juego con nuestro país. Y como yo, Gazte Abertzaleak optará por la desobediencia no-violenta, y sé que miles de jóvenes encontrarán en ella una salida a toda esta sin razón; porque mientras más nieguen lo que somos, seremos más los que estemos dispuestos a responder. Y estoy segura, que una vez que nos unamos todos en una misma voz, no habrá procesos que nos detengan.
Es por eso, que quería aprovechar este espacio para animar a todo el mundo a seguir la práctica de la protesta no-violenta, y que nos movilicemos todos en los caminos de la desobediencia civil. Podrán ilegalizar nuestra existencia, pero nunca nuestra voz.
Maider Carrere Souto
Secretaria general de Gazte Abertzaleak