No, efectivamente, yo no soy ni de la Campa ni de la Esteban. ¿Soy un bicho raro? Espero que no. En este nuestro querido país somos muy dados a tomar partido, y hasta puedo encontrar lógico que se sea de derechas o de izquierdas, del Real Madrid o del Barcelona, abortista o antiabortista, pero lo que ya me parece demencial es que haya que ser partidario de una de estas dos señoras, como quieren las respectivas cadenas que alientan este enfrentamiento. ¿Vamos a volver a las dos Españas? ¿La España de la Campa y la España de la Esteban? ¿Cuándo van a acabar con este circo? ¿Cuando las vecinas o vecinos se tiren del pelo o se peguen por defender a una o a otra? ¿Cuando llegue a haber sangre en algún enfrentamiento entre periodistas y ellas? No, se acabará cuando no tengan audiencia.

Seamos serios y dejemos a un lado a las dos. ¿Qué o quiénes son ellas para acaparar tanta atención? ¿Artistas? ¿Intelectuales? ¿Científicos? ¿Modelos? No, lo único que han hecho las dos es ser pareja de un torero mediático pero mediocre.

Ellas ya tienen otros temas por los que preocuparse, una de sus juicios por presunto fraude a la Seguridad Social, y la otra, de su salud, para que le dure mucho a su Andreíta.