CADA vez que se hace público un indicador de la situación económica en España, los grandes medios internacionales especializados en información económica llaman la atención sobre las dificultades añadidas que se le presentan para la salida de la crisis. Newsweek, Economist, Financial Times y otras prestigiosas publicaciones advierten que la frágil estructura de la economía española no solamente ralentizará el remonte de la debacle económica y financiera, sino que los índices del desempleo seguirán subiendo. Un repaso a las cifras del mes de noviembre corrobora esos pronósticos registrando 2.019 parados cada día en el conjunto del Estado, de forma que la cifra total de desempleados se sitúa ya en 3.868.946 personas. Pavorosa cifra, que todo indica seguirá progresando hasta la simbólicamente fatídica de los cuatro millones sin que hasta el momento el Gobierno de Zapatero haya planteado más iniciativas que un inconcreto proyecto de Economía Sostenible frente al modelo económico vigente, y una reflexión sobre los contratos laborales que no afecte de ninguna manera a los derechos de los trabajadores. La proximidad de los cuatro millones de parados hace pensar que la economía sumergida ha vuelto a sus mejores tiempos, porque de otra manera, con semejante cifra de desempleados, este país estaría en estado prerrevolucionario. Por otra parte, aunque se trate de cifras afortunadamente menos escandalosas, en la Comunidad Autónoma Vasca continúa implacable la destrucción de empleo. Noviembre aumentó en 1.865 el número de parados registrados en las oficinas públicas de empleo, situando la cifra total en 127.454. Tampoco en Euskadi se constata ninguna medida lo suficientemente eficaz y sólida para detener esta sangría, y todo parece indicar que el Ejecutivo presidido por López se limita a mirar de reojo lo que pueda ocurrírsele al Gobierno del Estado, para seguir sus pasos. Olvidados, por anecdóticos, aquellos "brotes verdes" que creyó ver la ministra, eso que denominan los indicadores económicos parece que indican que ya se ha tocado fondo y que los países desarrollados comienzan una lenta y fatigosa recuperación. España, por más país desarrollado que sea, sigue anclado y a la cola fabricando parados.