Nuestro alcalde, Francisco, no entiende la importancia del gasto público en cultura, particularmente si es local. El sostenimiento de la cultura trae dinero, genera empleo y da prestigio social. Francisco desprecia cualquier iniciativa local, quizás por no tener apellido japonés, y sin embargo derrocha a manos llenas en proyectos faraónicos, que son un saco sin fondo y cuya rentabilidad está por ver.

Ejemplos de gastos con la venia de Francisco: viaje a Japón durante diez días a papo de rey por concejales del Ayuntamiento, que no técnicos, con la excusa de ver auditorios.

Gasto derrochado por Francisco, sin ningún consenso, para poner tejavanas en el centro. Gasto de las marquesinas, en un cambio de criterio que nos costará una pasta a los vitorianos. Cambio de criterio sobre el auditorio de Balderberg con el resultado de un montón de millones a la basura. Gasto maqueta nuevo auditorio. Propuesta de una estación de autobuses para luego volver a cambiar el criterio y proponer una provisional y contraria a la sostenibilidad. A Francisco no le importa cuánto va a costar el soterramiento, qué importan unos cientos más o menos, pero cuando se trata de proyectos locales de artistas locales, o sea el chocolate del loro, para esos no hay dinero.

Francisco, estás muy mal asesorado y además insultas nuestra inteligencia al esgrimir esa frase tan manida y si como dices no hay dinero, me ofrezco una vez más a asesorarte durante un mes, en temas artísticos y económicos, de los cuales tengo acreditación académica y experiencia probada, para paliar esa carencia crematística . Un abrazo.