¡Oh la lá! He degustado esta película (Prime, Google Play, RTVE) y me ha parecido de una genialidad visual e intimista excelente además de absolutamente reflexiva. ¿Que es lenta? Puede que sí, pero es precisamente ahí donde reside su belleza: en los silencios, las miradas implícitas, la ambientación, el estático mundo contemplativo, todo ello rodeado de una fotografía muy pictórica, con el mar de Bretaña al fondo, digna de una sala del Louvre.
Interpretada en sus papeles principales por Noémie Merlant y Adèle Haenel destaca también la aparición en su férreo papel de la italiana Valeria Golino. La película de Céline Sciamma de 2019 respira feminismo, destacando la ausencia de lo masculino y expresa delicadeza por los cuatro costados, sororidad arrebatadora, sentimientos latentes y una trama sobre una historia de amor in crescendo que no decae. ¡Ah! francesa tenía que ser. Cosechó siete premios (como el de Mejor Fotografía en los premios César o la Palma Queer en Cannes, convirtiéndose en la primera película dirigida por una mujer en hacerse con el galardón) y 144 nominaciones además de un 98% de aceptación de la crítica.
El calificativo de ‘obra maestra’ para cualquier film que se precie es un sello muy serio, pero aquí gustosamente otorgo y recomiendo, no me duelen prendas ante tal formidable artesanía llena de matices.
Si sois amantes de la ternura, incluso de la intensidad emocional sin ruidos ni dramones junto a la belleza, sensibilidad y el universo contemplativo, tenéis que verla, sí. O mejor, entregaros al deleite con esta maravilla artística, poética, hermosa y profunda.