Muchos se preguntarán si puede programarse un viaje en base a la especialidad de un museo del lugar elegido. “Por supuesto que sí”, dirán quienes hayan optado por ir a Berlín no solo por ver la Unten der Linden y la Puerta de Brandemburgo, sino para visitar una de las principales mecas de los aficionados al cine, el Film Museum Berlin, el paraíso del mitómano.

Este museo cinematográfico se encuentra en el Sony Center, uno de los edificios más característicos del centro de la capital alemana, en la Potsdamer Strasse 2. Los berlineses, que la denominan cariñosamente Potse, han tenido siempre a esta arteria por una de las principales de la ciudad. Aquí hubo editoriales destacadas y fue cuna o albergue de figuras internacionales, como Marlene Dietrich, que vivió de niña en el número 116 como lo recuerda una lápida situada en el lugar donde estuvo su casa. 

Fachada del edificio que alberga el Film Museum Berlin.

La Potse es hoy uno de los lugares donde se ubican los edificios más futuristas de Berlín. El Sony Center, por ejemplo, se distingue no solo por una llamativa fachada, sino por su sobresaliente tejado, ambos acristalados. Dos plantas de esta construcción están ocupadas por el Film Museum, donde se conserva la más destacada colección de piezas relacionadas con la historia del cine germano. Todo un mundo de recuerdos para el aficionado.

El material que ofrece a la vista el Film Museum Berlin está distribuido en distintas secciones: Berlín-Hollywood-Alemania, Pioneros y divas, Caligari, Clásicos alemanes de las décadas de los años 20 y 30, Metrópolis, Transatlantic, Marlene Dietrich, Olympia 1936, Películas durante el nacionalsocialismo, Exilio, De la postguerra al presente, Mundos artificiales y Animación y Ciencia Ficción.

ROMY, LA ETERNA SISSI

La actriz Romy Schneider constituye uno de los principales focos de atracción del Film Museum Berlin a través de su inmortal personaje Sissi, que incorporó en la célebre serie de los años 50 y más tarde en Luis II de Baviera, de Visconti. Sissi se rodó en Austria, aunque fue tratada en laboratorios germanos. La presencia de este personaje palaciego es uno de los principales ganchos de la colección de retratos de intérpretes que configuran una galería inolvidable.

Trapitos famosos

Edith Head ha sido la diseñadora de vestidos más genial que ha tenido Hollywood. Trabajó mucho tiempo para Paramount Pictures, fue nominada al Oscar en 35 ocasiones y en 8 de ellas consiguió la preciada estatuilla. Quiere esto decir que los trajes que hacía Edith eran codiciados por las más rutilantes estrellas. Para que ustedes se sitúen: Edith Head fue la responsable directa del glamour que acompañó a Audrey Hepburn y Elizabeth Taylor.

La capa de Marlene Dietrich en ‘Fatalidad’.

La capa de Marlene Dietrich en ‘Fatalidad’.

También cosió para que Marlene Dietrich pudiera lucir un magnífico vestido en la película de Billy Wilder Berlin-Occidente. ¿La recuerdan? Ella, en plan exnazi, cantando en un cabaret con el compositor Frederick Hollander al piano… En la actualidad, la prenda se exhibe en el museo, siendo una de las más fotografiadas. También lo es el traje-capa que lució la misma actriz en Fatalidad, la gran película de Von Sternberg ambientada en la Primera Guerra Mundial, en la que doña Magdalena, incorporando a una especie de Mata-Hari, en el momento de su fusilamiento se arregla el maquillaje utilizando como espejo el sable del oficial que manda el pelotón. Una secuencia imborrable.

Traje lucido en ‘Berlín Occidente’.

Traje lucido en ‘Berlín Occidente’.

Se puede seguir una importante parte de la vida de esta actriz a través de la numerosa documentación que se muestra. Un ejemplo: la autorización que le extendió el teniente general norteamericano Lucius D. Clay en julio de 1945 para que pueda visitar Berlín. Es más, aquí está el documento de identidad que le extendieron las autoridades americanas nombrándole capitán de su ejército como premio por cantar en los frentes aliados.

Especial morbo tienen las fotografías que le dedicaron “con amor” Joan Crawford y Mae West. No menos curiosa es la instantánea en la que posan Marlene, Anna May Wong y Leni Riefenstahl, tres actrices que dieron mucho que cotillear, sobre todo Leni por su especial relación con Hitler y por haber rodado Olympia, considerada por muchos como la mejor película que jamás se ha hecho sobre los Juegos Olímpicos.

Del Expresionismo al nazismo

No es casualidad que Dietrich tenga un protagonismo especial en este museo, habida cuenta de que su Ángel azul marcó una época. El material que se ofrece de este film es sencillamente impresionante. Tanto como el que hace referencia al Cine Expresionista que hicieron los alemanes hace un siglo. Trato preferente tiene El gabinete del Dr. Caligari, película de la que se ofrecen numerosas fotografías e incluso los apuntes iniciales, auténticas obras de arte. 

SCHYGULLA, LA MUSA DE FASSBINDER

Hanna Schygulla, musa de Rainer Werner Fassbinder y protagonista inolvidable de El matrimonio de Maria Braun, es otro rostro que sobresale en la amplia relación de fotografías expuestas. Sus películas Las amargas lágrimas de Petra von Kant, Berlin Alexanderplatz y Lili Marleen son grandes hitos. Hanna, también cantante, está en posesión de las principales condecoraciones y premios del cine germano.

El rodaje del documental Olympia ocupa un espacio especial. La mítica película de los Juegos Olímpicos de 1936 realizada por Leni Riefenstahl, la cineasta favorita de Hitler, tuvo muchas trampas en su preciosista puesta en escena a juzgar por el amplio material fotográfico que se exhibe. Pasa por ser la mejor película sobre las Olimpiadas, aunque Carlos Saura, director de la película oficial de los Juegos Olímpicos de Barcelona, no opine así.

Marlene Dietrich y su carnet de capitán del ejército norteamericano.

Lo que nadie pone en duda es en la maestría empleada por Ernst Lubitsch y Fritz Lang a la hora de filmar en Estados Unidos Ser o no ser y Los verdugos también mueren, respectivamente. Fue su particular forma de lucha contra el nazismo desde el exilio. Ambos títulos están ampliamente representados como ejemplos de gran cine de autor comprometido.

Algunos documentos exhibidos aportan datos que difícilmente se encuentran en publicaciones al uso. Por ejemplo, el caso del actor y director alemán Heinz Rühmann, a quien recordarán como El capitán Köpenick y, sobre todo, incorporando al inspector de policía de El cebo. En la época del nazismo, Rühmann estuvo casado con una judía. Dadas las leyes que imperaban, se divorció de ella y siguió gozando del favor del régimen. Incluso quedó liberado de ir al frente. El hecho dio mucho que pensar… y mal. Al parecer, el divorcio motivó la salida de la esposa hacia Suecia donde rehízo su vida. Todo había sido pactado para conseguir salvar la vida de la mujer.

Otro curioso documento es el billete utilizado por el gran director Erich von Stroheim, Valerie su esposa y Erich el hijo de ambos, cuando embarcaron en el Ile de France rumbo a Nueva York desde donde fue reclamado para hacer cine en el Nuevo Continente. Por supuesto que la secuencia está ilustrada con abundantes fotos de la estancia, especialmente del rodaje de La marcha nupcial.

Exilio forzado

No tiene desperdicio el llamado Mapa de la salvación, que contiene las distintas rutas de huida que emplearon las gentes de cine alemanas durante el régimen nazi, una de las cuales alcanzaba los Pirineos camino de la España de Franco como etapa hacia el Nuevo Mundo.

Telegrama de felicitación de Hitler por la película ‘El diablo de fuego’.

Otro documento curioso es el que Bertolt Brecht dirigió el gran director de cine alemán Fritz Lang, el autor de Los Nibelungos, Metrópolis y La tumba india, con motivo de la huida que realizó éste escapando de la noche a la mañana, por piernas y con lo puesto, de la Alemania nazi y de su esposa, la guionista Thea von Harbou, furibunda seguidora de la doctrina hitleriana. Brecht le mandó un escarabajo asegurándole que le daría buena suerte en el exilio.

La exposición dedicada a la época del nazismo es rica en detalles que ayudan a comprender cómo Goebbels, el Ministro de Propaganda, utilizaba el cine para seducir a las masas y a mayor gloria del Führer. En un telegrama, el mismo Hitler alabó Feuertaufe, una película sobre guerras napoleónicas realizada en 1940 que en España se tituló El diablo del fuego

En otro expositor encontramos el documento extendido por la Academy of Motion Picture Arts and Sciences de Hollywood a nombre del gran actor germano Emil Jannings por el que se le concedía el Oscar de 1928 al mejor actor por su participación en El destino de la carne y La última orden. Consiguió la estatuilla en dura pugna con el entonces actor de moda, Richard Barthelmess.

Monstruo creado por Harryhausen para ‘El valle de Gwangi’.

Monstruo creado por Harryhausen para ‘El valle de Gwangi’.

Queridos monstruos

Impresiona ver los carteles originales de películas que son leyenda en la historia del cine, como El ángel azul, M el vampiro de Düsseldorf y un larguísimo etcétera, junto a fotografías de rodajes que se hicieron en los míticos estudios de la UFA. Tal vez este material seduzca principalmente a los amantes del cine clásico, si bien también hay motivos para pensar que los curiosos pertenecientes a las últimas generaciones gocen viendo las creaciones del mítico especialista en películas de ficción Ray Harryhausen, el gran creador de Jason y los argonautas y Furia de titanes. Impresionante la criatura antediluviana que creó en 1969 para El valle de Gwangi.

Este público seguidor de Harryhausen queda también asombrado cuando topa con el monstruo original que James Cameron utilizó en 1986 en su célebre Alien. En total son 1.000 objetos expuestos, 20 vestidos, 10 instrumentos técnicos, 65 formas de trucaje en los estudios, 470 fotografías, 250 documentos, 16 premios, 84 puntos de visión de vídeo, 11 proyecciones, 8 puntos multimedia y 201 extractos de películas. Todo un placer para los sentidos.