Acaba de dar dos conciertos en Bilbao y Santander, y continuará de gira hasta finales de año. El flamenco le emocionó y le llego muy dentro desde que era un chiquillo, cuando lo escuchaba en casa de sus abuelos paternos, con quienes se crió. El año pasado estuvo nominado a los premios Grammy y los Odeón. Se considera un artista abierto a todas las corrientes y tendencias y cree en el flamenco puro y también en el flamenco fusión. “Hay momentos para todo”, dice. Ha tenido una vida intensa en la que ha desarrollado diversos oficios: ha sido técnico especialista de aves rapaces y también montador aeronáutico, entre otros, y en todos sus trabajos ha volcado pasión e ilusión, los mismos sentimientos que ahora derrocha en los escenarios.

PERSONAL

Edad: 50 años (26 de noviembre de 1971).

Lugar de nacimiento: Mairena del Aljarafe (Sevilla).

Profesiones: Tiene muchas: cantaor de flamenco, técnico especialista en aves rapaces, montador aeronáutico y fundidor de primera, entre otras.

Inicios: Canta desde los siete años la música que escuchaba en casa de sus abuelos paternos. A los 16 pisó por primera vez un escenario. 

Trayectoria: Ha compaginado la música con otras profesiones hasta que hace ya algún tiempo decidió dedicarse en exclusiva al flamenco. Está considerado el rey de las sevillanas. En 1997 empezó a trabajar en un espectáculo en Isla Mágica con rapaces y allá le propusieron cantar. Fue la voz de un espectáculo flamenco donde le vieron y aplaudieron más de 100.000 personas.

Álbumes: Siéntate a mi vera, Mi mundo, Alma de pura raza y Paseo por lo eterno

Le llaman El rey de las sevillanas, no puede pedir más...

Ja, ja, ja… Es muy fuerte. Me lo dicen mucho, pero yo no me lo creo. Sigo mi camino y disfruto con lo que hago. No le quito el puesto a nadie, cada uno tiene que buscarse su hueco y yo me lo estoy buscando. Llevo tantos años con el flamenco dentro que no podría vivir sin él.

Cuando hablamos de música flamenca siempre la situamos en Andalucía. ¿Estamos equivocados?

Creo que el flamenco está situado en un escenario más amplio. No te digo que donde más se canta, donde más se escucha, no sea Andalucía, porque eso lo sabemos todos, pero el flamenco se extendió hace tiempo por el mundo entero y ha ido más allá. Ya no hay fronteras.

¿Por qué abrazó este estilo musical?

Es lo que siempre se ha escuchado en casa de mis abuelos. Mis padres me tuvieron siendo muy jóvenes y me crié prácticamente con mis abuelos paternos. Lo que se escuchaba en su casa eran los cantaores flamencos de antes: Mairena, Manolo Caracol, Chocolate… Es una música que he mamado desde pequeñito.

Y se subió muy joven a un escenario.

A los 16 años. A esa edad empecé a ir por los pueblos y a disfrutar viendo cómo otros gozaban de la música que se hacía encima de un escenario.

Y acabó en un espectáculo en Isla Mágica (Sevilla).

Y fueron momentos muy mágicos para mí. Entré en un espectáculo de aves rapaces. Es que soy técnico especialista en aves rapaces.

¡Vaya!

Ja, ja, ja… Hacíamos una pequeña obra de teatro con las rapaces y allí también cantaba yo. Fue una etapa maravillosa y muy divertida para mí. Aprendí mucho con aquel espectáculo.

¿Resulta fácil o difícil vivir del flamenco?

Las dos cosas, pero sobre todo es arriesgarte y tener las cosas claras. Por lo menos hay que intentarlo. Si quieres ir a por algo no se puede hacer a medias. O lo intentas de lleno o siempre te vas a quedar a la mitad. Yo decidí apostar por el flamenco de lleno y ahora voy de aquí para allá cantando.

¿En qué lugar se encuentra ahora este estilo musical?

Como todas las músicas, el flamenco va y viene. Pasa por todas las fases. Hay veces que está más alto, más bajo o está mantenido, pero ninguna música está en lo más alto siempre. Al flamenco no le pongo posición, está dónde está y se escucha más o menos, lo importante es que se oiga.

Y también siempre hay un debate como fondo: flamenco puro o flamenco fusión.

No es un debate fácil, aunque pienso que hay momentos para todo. No me considero un artista que sea cerrado. Todo lo que se haga con alma va a tener un lugar en el corazón de la gente.

Candela asegura que a la música hay que ponerle sentimiento.

El flamenco se compone de distintos palos, pero los profanos no nos aclaramos mucho. ¿Cómo definiría en su conjunto este tipo de música? Hay quien cree que las sevillanas no son un palo del flamenco.

Vamos a ver, los flamencos más cerrados dicen que las sevillanas no son un palo del flamenco, pero a mí me gusta hacer las sevillanas flamencas y acordarme de los comienzos, de dónde vengo. Para mí sí que lo son.

Sin embargo, sí son muy populares.

No puedo decir que dentro del flamenco sean las más populares, pero sí que son muy populares y gustan a mucha gente.

¿Tenía pensado dedicarse a algo diferente que a la música?

A muchas cosas. La última a la que me he dedicado es a montador aeronáutico. He estado nueve años montando estructuras de aviones. Después tuve que tomar la decisión de seguir montando aviones o dedicarme al cante y creo que acerté. Me ayudó mucho mi familia, porque era una decisión importante.

Pero ¿no era usted técnico especialista en aves rapaces?

Ja, ja, ja… En la vida se pueden ser muchas cosas, lo importante es dedicarte a ellas con pasión, con corazón. Yo pongo el alma en lo que hago. Y si te cabe en la entrevista puedes poner que también soy fundidor de primera. Date cuenta que la música siempre la he llevado a mi lado. No es lo mismo que vayas haciendo cositas en la música y tengas trabajos aparte, que decir: Me dedico a la música profesionalmente. He tenido muchos trabajos y los he disfrutado. Soy muy manitas y tengo varias profesiones.

Es usted una caja de sorpresas, aunque lo de las aves rapaces suena como muy exótico.

Es oficio y afición y sí, es algo muy bonito. Hay que dedicarles mucho tiempo a las rapaces para conocer todo su mundo. A mí, todo lo que esté relacionado con los animales me encanta. Esa etapa de mi vida la tengo guardada muy dentro, es muy especial.

¿Cantaor o cantante?

Me gusta más cantaor, me siento más cómodo.

¿Dónde está la diferencia?

Creo que cantaor es como más sentío. Hace que la música suene como más de los sentimientos que llevas dentro. Yo soy más cantaor que cantante. Esa es mi opinión. 

Ha estado nominado a los premios Grammy.

Un honor. Estuvimos nominados el año pasado. También a los premios Odeón. Son nominaciones que te llenan de satisfacción y hace que el trabajo sea más intenso. Aunque tampoco baso mi vida en buscar una nominación o un premio. Trabajo día a día en la música, disfruto mucho con mis canciones y no miro más allá del hoy en día. Prefiero disfrutar el presente.

¿Quién o qué le inspira a la hora de componer las letras?

Bueno, quizá no soy tan de componer como de dar ideas. He compuesto algún fandango en el disco anterior, pero muchos de los autores que tengo me conocen a la perfección. Hacen los temas para mí y les doy ideas de cosas que se me ocurren sobre la vida cotidiana. De lo cotidiano salen cosas bonitas para cantar.

¿En qué franja de edad se mueve la gente que va a uno de sus conciertos?

Tengo la gran suerte de que me sigue gente de todas las edades. Cuando estoy en un escenario tengo abuelos de 80 o 90 años, chavales jóvenes y también disfruto de la compañía de niños de cuatro o cinco años. Disfrutar de público de todas las edades es una gran suerte.

¿Y a quién escucha Paco Candela?

Una vez que empiezas tu carrera comienzas a cantar música propia y a disfrutar de lo que tú haces, te encierras mucho en mejorar. Yo me preocupo de ir afinando. He escuchado mucho cante flamenco cuando era más joven. Por supuesto, he pasado por Camarón y otros cantaores de todas las épocas que me han tocado vivir. Escucho a El Barrio, India Martínez, Antonio Orozco… Pienso que toda la música aporta algo a cualquier artista, porque se aprende mucho de los demás.

¿Se podría decir que aún nos encontramos en fase de conocer el flamenco, le estamos dando una oportunidad en nuestras vidas?

Debemos tener la mente abierta a todo lo que nos pueda llegar. Cuando yo era joven y me presentaba a los concursos, el jurado solía decir: Ha cantado bien, pero no como fulanito. En ese punto, sí lo estamos descubriendo. El flamenco en sí es un universo enorme y con muchos matices.

¿Cómo se definiría usted a sí mismo?

Como alguien al que le desborda la ilusión. Pienso que a la música, sea la que sea, hay que ponerle mucho sentimiento. A mí me inspiran las caras de la gente en las primeras filas. Ves al público emocionado, cantando contigo, a veces desgañitao… Vivo todo al límite de la pasión. Una canción me pone carne de gallina, necesito de todas las emociones para darle vida al flamenco que llevo dentro.