Álex O’Dogherty es un hombre orquesta: interpreta, canta, hace humor, escribe y crea series y programa de televisión. Y este está siendo un año lleno de celebraciones para él: cumple un cuarto de siglo como actor, está en el décimo aniversario de The hole, su banda (La bizarrería) cumple diez años, y ha rodado la película Camera café, basada en la serie que triunfó en Telecinco hace casi veinte años.

PERSONAL

Edad: 49 años.

Lugar de nacimiento: San Fernando (Cádiz).

Formación: Después de estudiar COU en EE.UU, se matriculó en Filología. Abandonó la carrera y se fue a Londres, donde se metió en el mundo de la música y la interpretación. Se formó en el Centro Andaluz de Teatro. 

Trayectoria: Empezó en el teatro en 1997 y desde entonces no ha parado. Fue muy visible su personaje en Camera café. Este año ha participado también en la película del mismo nombre. En estos momentos está en el espectáculo The hole. Es músico y continúa en esta actividad con su banda, La bizarrería. 

Estamos con el maestro de ceremonia de The hole. Hablemos de cómo es su personaje en esta obra, que por sus muchas ediciones parece interminable.

Ja, ja, ja... ¿Interminable? Ojalá. Creo que es un buen espectáculo, que ha estado muy ligado al País Vasco y que vuelve a Bilbao una y otra vez. Él es el anfitrión de esa casa, la mansión, a la que todo el mundo acude a festejar, vienen muchos artistas y por eso la simbología del timbre que suena una y otra vez. Esos invitados son los artistas que quieren celebrar con los espectadores una puesta en escena de humor, música y baile.

Un espectáculo que ha calado mucho y ha llegado a su décima edición.

Sí. Tirando de tópicos, diré que algo tendrá el agua cuando la bendicen, o que el algodón no engaña. Cuando un espectáculo lleva diez años ininterrumpidos llenando todos los teatros a los que va, y sobre todo haciendo feliz a la gente, por algo será. Así me lo han hecho saber muchos espectadores, y también me ha hecho feliz a mí cuando he acudido a verlo como espectador.

También tenemos que hablar del reencuentro de los actores, no de todos, pero sí de la mayoría, de Camera café.

Sí, y ha sido una maravilla haber convertido esta tira de humor en una película. Lo hemos pasado muy bien y ha sido una evolución en el tiempo de lo que fue en su día en televisión. Este año está siendo para mí una época de muchas celebraciones y aniversarios.

No está mal que tenga tantas cosas que celebrar, ¿no?

Esto es señal de varias cosas buenas. La primera, que sigo vivo porque sigo cumpliendo años. La segunda, reencontrarme con mis compañeros de esta serie ha sido impresionante. La tercera, que acabo de celebrar el décimo aniversario de mi banda, La bizarrería, a la vez que estoy celebrando el 25 aniversario de mi llegada a este mundo de música e interpretación. Un cuarto de siglo, ¡quién lo diría! Fue en julio de 1997 cuando debuté profesionalmente en el teatro.

¿Está dispuesto a seguir en The hole?

La máxima de The hole es que hay que entrar en el agujero para salir del agujero. Con esa metáfora lo que quiero decir es que entro y salgo cuando quiero, por eso no se me hace tan pesado. Gracias a esa flexibilidad puedo hacer otras cosas. Por ejemplo, sigo con mi monólogo, Imbécil –llevo tiempo con él con mucho éxito–, y puedo hacer música, series o alguna película. Nunca me aburro con este espectáculo, me voy cuando lo necesito y luego, cuando puedo, vuelvo a él. 

"Trabajando he hecho de todo y estoy orgulloso de esa variedad”

25 años le han dado para forjar un currículo que deja con la boca abierta a cualquiera...

Muy variado. He hecho de todo y estoy muy orgulloso de tener tanta variedad en el listado de cosas que he hecho a lo largo de todos estos años. Algunas me han ido viniendo y otras las he provocado yo. 

¿Algún sueño por cumplir?

Sueños he cumplido muchos, pero siempre quedará alguno, porque por eso son sueños, ¿no? He cumplido, por ejemplo, el de ser dueño de mi tiempo. Tengo mi monólogo, mi banda y también una tienda online que ahora estamos ampliando. Sobre todo, me dedico a hacer lo quiero. He creado un nuevo programa de televisión y tengo mucha confianza en que salga adelante.

¿De qué va?

No lo puedo contar. De momento solo diré que hemos hecho un programa piloto que estamos presentando a las televisiones.

¿Cree que si habla le puede tocar la mala suerte?

No, no creo en eso de la mala suerte, pero sí en que no debo hablar de algo que aún no ha salido. Prometo que en cuanto tengamos algo fijo y una cadena lo apruebe lo cuento todo. También estoy escribiendo una serie que espero poder vender dentro de poco. Tengo muchas ideas y ganas de hacer cosas, así que estoy a tope con lo mío, con mis locuras.

¿Un cerebro en ebullición?

Claro. Ya mi primer disco con La bizarrería se llamaba Mi imaginación y yo. Mi cabeza siempre ha estado creando e imaginando cosas.

¿Y ha llevado todas a cabo?

La mayoría sí, pero todas no, por supuesto. Aún tengo cosas en la cola. La verdad es que me da pena no poder llevar a cabo todos los proyectos. Para mi gusto, al día le faltan horas, pero tengo mucha ilusión en poder finalizarlos todos tarde o temprano. 

Actor, humorista y cantante. ¿En qué escenario se siente más a gusto?

Esta es la pregunta que me llevan haciendo toda la vida, y no solo los periodistas, también mis amigos y mi familia, pero nunca he dado una respuesta concreta. Hago de todo porque me gusta la suma de todo. En mi tarjeta de visita siempre pone: Actor y cosas de esas. Yo estudié para ser actor, y soy cantante porque me ha gustado desde que era muy joven y también he estudiado canto, así que si me obligan a dar una definición digo: Actor y cosas de esas. Son palabras que definen bastante bien cómo me siento.

¿Ha podido vivir bien siendo actor y cosas de esas?

He vivido muy bien. Afortunadamente, puedo decir que no he conocido el paro jamás y espero seguir así; de hecho, creo que no lo voy a conocer, y si lo conozco será porque pare un día voluntariamente. Siempre he buscado la manera de poderme reinventar, y siempre me quedará un bar en el que podré actuar. No me falta de nada, aunque tampoco soy de grandes lujos. Vivo cómodamente haciendo lo que me gusta.

¿No se plantea una vacaciones de vez en cuando?

Claro que me las planteo, porque son fundamentales. Lo que no hago es cogerme las vacaciones en verano. Busco días para poder escarparme, hacer actividades que me gusta y que me ayudan a desconectar. Incluso dentro del día hay horas en las que me obligo a parar. No hay que ser un enfermo del trabajo. Hay momentos que son sagrados. Por ejemplo, después de comer desconecto, apago los teléfonos.

¿Y si en ese momento le llega la llamada de su vida?

Ja, ja, ja... No creo, y si intereso a alguien de verdad, ya volverá a llamar. Hace tiempo que tengo el teléfono con el sonido apagado, y me proporciona una gran paz. Solo lo dejo encendido para atender a una entrevista, pero vivo feliz sin el sonido del teléfono. 

"No he conocido el paro jamás, y espero seguir así”

Camera café generó una fama y una popularidad inmensa para sus actores. ¿Fue difícil gestionar esa proyección exterior?

No, personalmente no lo sufrí, y creo que en esto puedo hablar en nombre de todos. Nos lo tomamos con tanta ilusión, fue tan agradable que la gente nos aceptara de esa forma, que no nos lo podíamos creer. Fíjate, a mí el éxito de Camera café me llegó con 100 euros en el banco. Casi empezaba a tocar fondo cuando empezó esa serie y todo se disparó.

¡Vaya!

Me vino con un regalo del cielo. Pero además de sanear las cuentas, fue tan divertido grabar esa serie con todos mis compañeros, por eso ha resultado tan agradable volver a verlos para trabajar en la película. Fue tan bonito todo lo que nos pasó cuando estábamos en televisión que ni siquiera el que te parasen por la calle era un agobio, nunca lo fue.

Hay colegas suyos de otras series que sí han sentido ese agobio.

Depende de las situaciones, pero yo nunca he vivido ninguna agobiante. He tenido un gran maestro en todo esto, Arturo Valls. Me fijaba mucho en él y siempre ha sido una persona que se ha comportado de una manera exquisita con los fans y con la gente que se le acercaba. Siempre ha sido amable, cercano y muy simpático. Hay que tener en cuenta que esa gente que se acerca es la que te ve, la que te da audiencia o la que paga una entrada en el teatro. Las circunstancias desagradables que haya podido tener en este sentido son meramente anecdóticas.

A pesar del papel de ogro que representaba su personaje, Cañas y Cañas.

Ja, ja, ja... Al final, los personajes malos y desagradables son los que más gustan al gran público. Arturo Cañas tenía cosas que a la gente le gustaban, pero no era un malo de telenovela, era simpático.