Además de por La chica de ayer, Dinastía, Mayra Gómez Kemp y Objetivo Birmania, los libres y siempre envidiados años 80 estuvieron marcados por un grupo (imitado por Martes y 13 hasta la saciedad) que siempre cantó por la libertad y tuvo el mal gusto por bandera. Indiscutibles estrellas del tecnopop, el Locomía original adquirió fama casi mundial gracias a su habilidoso manejo de los abanicos, que siempre complementó con un vestuario muy elaborado a base de volantes, bordados, hombreras y chaquetas toreras triple XL. 

Un estilo similar al del inmortal Paco Clavel, con su peculiar estilo cutreLux. Cuando ser moderno, por cierto, tenía un valor, un compromiso y, sobre todo, un significado social en favor de la libertad. Y no se resumía, como ahora, en tatuarte ridículos mensajes chinos o figuras de Disney o de los Minions. 

Pues bien, ahora que se cumplen 30 años de aquellos flequillos y rizados imposibles, Movistar+ (en un serial sin tapujos) se ha propuesto narrar la historia de la costumbrista boyband desde sus inicios a comienzos de los 80 hasta el día de hoy. Pasando, por supuesto, por sus diferentes e inquietantes etapas con integrantes de lo más variopintos. El programa ya provoca desde el mismísimo subtítulo: El mayor culebrón jamás bailado, que más que un eslogan supone toda una declaración de intenciones de lo que allí se va a narrar. ¡Salsa, jugo y bien de cotis-cotis!

Tres episodios que desvelan el lado más oscuro del mundo del espectáculo. Cómo se crean y se destruyen las bandas, las imposiciones de la industria musical, la homofobia o la guerra de egos a través de la mirada de algunos de sus protagonistas, como la del productor José Luis Gil y varios de los históricos miembros del grupo (Xavier Font, entre otros). Un relato, todo sea dicho, que me dicen que corresponde a Auryn y me lo creo. ¡La vida sigue (casi) igual!