La representante del músico invitado marca un tiempo para la entrevista con este madrileño afincado en Villacarriedo, precioso pueblo cántabro de 1.600 habitantes. Tenemos por delante solo 25 minutos para repasar prolíficos 25 calendarios en la carretera. Como diría el autor de éxitos como Vidas cruzadas o Charo, tenemos motivos, tenemos desperfectos. Nos colamos como forasteros en el hábitat de un escritor de canciones con nombre aparentemente sencillo y partituras inspiradas. El intruso de esta escena en primer plano es Quique González. Luchador y “no loser” (perdedor), este “chaval no tan chaval” acaba de estrenar nuevo disco: Copas de yate Vol.1. Es una selección de ocho versiones de canciones que “me emocionan”, desde Josele a Juan Perro, de Kiko Veneno a Gabinete Caligari. Es el complemento perfecto para una caja especial en formato vinilo de todos sus discos. Además, incluye un libreto con los acordes de sus canciones. Agotadas las entradas para el sábado 2 de diciembre en el Kafe Antzokia de Bilbao, ya han puesto una segunda actuación el domingo 3 a las siete de la tarde. Comienza la contrarreloj.
¿Quién es Quique González?
-Un chaval que no es tan chaval y que lleva haciendo canciones 25 años y ha tenido la suerte de conocer este oficio, gente, y ciudades…
Y, yo agregaría, que a quien le ocurrió algo el pasado 17 de octubre…
-(Risas) Bueno, sí, cumplí 50 años.
Y, ¿qué tal lleva abandonar la cuarentena?
-Razonablemente bien. Estoy viendo el panorama desde ya la quinta planta. Sin demasiado vértigo.
Sale al cuadrilátero además con un disco de bonitas versiones, una empresa más relajada que cuando uno debe defender obra propia nueva que siempre hay incertidumbre de cómo lo valorará el público.
-El disco lo hemos hecho con intención y espíritu lúdico. Para divertirnos. Quería que hubiera un extra en la caja con todos los vinilos. Algo para complementarla. Fue entonces cuando reuní a mi banda con la intención de tocar y grabar algunas de las canciones que más me emocionan y salirnos de lo previsible con algo distinto. Tratando de llevar esas canciones a mi terreno.
Usted ha dicho en alguna ocasión que “la presión mental afecta a las cuerdas vocales”.
-Afecta a todos, no solo a mí y a todo. Cantar es una cosa muy física y muy conectada con la mente. Tampoco he sido un tipo muy disciplinado a la hora de tocar, muy académico. He intentado buscar mi voz y mi forma de tocar a partir de la experiencia e insistencia. Y de la observación a otros músicos que me gustan mucho. Todos aspiramos en este oficio a tener una voz propia. Ojalá lo haya conseguido o esté a punto de conseguirlo tras 25 años de cuando empecé.
Estimo que hay un antes y después en su trayectoria desde que se sentó al piano. También un sello más personal en la voz.
-Sí, aunque últimamente compongo menos al piano. Me gustaría pensar que canto mejor que antes y que toco un poco mejor y que sin llegar a ser un virtuoso escribo mejor también.
¿Cómo elige una canción que revisitar como este bonito disco? Bonito es el adjetivo.
-Sí, es bonito y hecho con un espíritu lúdico: como te decía, simplemente por jugar y aportar algo distinto. Te agradezco las bonitas palabras sin duda.
¿Por qué un madrileño busca Cantabria para vivir? ¿Por qué cada vez más personas buscan el norte en sus vidas?
-En general no volvería a vivir en Madrid. No me veo allí. Lo iba a hacer por necesidades familiares de mi pareja. Al final me ha dado una prórroga y sigo a medio o corto plazo con la intención de continuar residiendo en el norte. Me gusta la idiosincrasia pasiega. Me siento identificado con el sitio en el que vivo. Y me han tratado muy bien. Y como diría Serrat, uno es de donde le dan de comer. Y como me dan de comer allí y bien, me siento de allí y hay algo que me une a los valles pasiegos que no va a desaparecer nunca. No sabemos a dónde nos va a llevar la vida cuando las decisiones no dependen de uno mismo.
"Me gusta la idiosincrasia pasiega. Me siento identificado con el sitio en el que vivo"
¿Cómo es el día de alguien que fue capitalino en un pueblo pasiego con amigos como su amigo hostelero Fonso?
-Muy sencilla: llevo a mi hija al colegio, vuelvo a casa, tomo la guitarra e invoco a las musas… Si me sale un verso y tengo el descuadrado… También, leo, veo cine. Vuelvo a recoger a mi hija. Llevo a mi familia a comer a un sitio y a veces voy a ver al Racing a Santander y poco más. Tengo buenos amigos allí con los que comparto otras cosas y llevo una vida muy sencilla. Estoy a gusto.
Sus paisajes musicales son muy cinematográficos. Ha aportado poco material a películas…
-Hice Caminando en círculos para la película titulada Arena en los bolsillos (de César Martínez) y hace mes y medio me ofrecieron componer una banda sonora para una película que se llevará a cabo el año que viene. Ahora estoy valorando si soy capaz de afrontar ese reto. Me interesa mucho el cine y la música en el cine y abro este buzón para que cualquiera que tenga una película entre manos tenga a bien ofrecerme una oportunidad para hacer alguna canción más.
¿Por ejemplo, Fernando León de Aranoa?
-De Bilbao, ya me gustaría hacer algo para Enrique Urbizu. Es uno de mis cineastas favoritos y me va mucho el cine negro. Contacté una vez con él, pero no me ha dado la oportunidad de hacer una canción para una de sus películas.
"De Bilbao, ya me gustaría hacer algo para Enrique Urbizu"
A ver si le llega a Urbizu el guante... Cine, literatura y música son un todo en sus canciones.
-Unas artes se alimentan de otras. Me gusta mucho la poesía, la novela, el cine, me interesa mucho la música y están interconectadas y muchas veces me han dado herramientas y paisajes y escenarios para mis propias canciones.
No puedo acabar de entrevistarle sin preguntarle una cuestión que nos lanzó usted en una de sus históricas canciones: ¿A qué velocidad se escapa lo que damos por perdido?
-¡A toda hostia!
Ajuste de cuentas saldado, Kid.