Un preso condenado por asesinato en Bangladesh fue liberado este domingo, diez años antes de cumplir su pena, gracias a concesiones especiales logradas por su desempeño como verdugo, ejecutando a 26 condenados a muerte, entre ellos líderes políticos y militantes islamistas.
Mohammad Shahjahan, de 73 años, fue liberado de la Cárcel Central de Dacca alrededor de las 11.45 horas (5.45 GMT), tras cumplir 31 años, seis meses y dos días en la cárcel, confirmó hoy a Efe el carcelero adjunto del centro penitenciario, Tanjil Hossain.
La sentencia se redujo en 10 años, cinco meses y 28 días bajo concesiones generales y especiales, indicó.
"Si un preso sigue las reglas de la cárcel, sus sentencias se reducen bajo concesión general. También hay concesiones especiales para trabajos especiales. El preso Shahjahan se comportó bien y ejecutó a 26 presos, por lo que obtuvo concesiones tanto generales como especiales", dijo el carcelero.
Por cada ejecución, se reduce la sentencia de un preso en dos meses, aunque esta concesión solo se otorga una vez al año, independientemente de cuántas personas ejecute el prisionero, agregó.
En Bangladesh, todos los verdugos son presos convictos. Shahjahan estaba en la cárcel desde mayo de 1991 cumpliendo 41 años de condena por asesinato y un caso de armas. Tras su liberación, el exconvicto aseguró que no se arrepentía del trabajo que se le asignó.
"Fui un poco más valiente, y por eso me dieron el trabajo de verdugo. Si no hubiera sido yo, habría sido otro (...) No ha sido decisión mía, la justicia ha dado la orden", dijo a los periodistas tras su liberación.
Entre las personas ejecutadas por Shahjahan estaban seis de los condenados por la muerte de Sheikh Mujibur Rahman, considerado el padre de la nación, además de altos líderes de la formación islamista Bangladesh Jamaat-e-Islami, y el opositor Partido Nacionalista de Bangladesh sentenciados por crímenes de guerra.
La pena de muerte es común en Bangladesh, aunque se necesitan muchos años para completar todos los procedimientos legales antes de que se ejecute a un convicto.
Según el grupo local de derechos humanos Odhikar, entre enero de 2021 y marzo de 2022, 411 personas fueron condenadas a muerte por tribunales inferiores en ese periodo, mientras que siete fueron ejecutadas.