Por segunda vez este año, Rusia organizó hoy una reunión informal del Consejo de Seguridad de la ONU para denunciar las medidas de Kiev contra la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, dependiente tradicionalmente del Patriarcado de Moscú.

El embajador ruso ante Naciones Unidas, Vasili Nebenzia, subrayó que "millones de cristianos ucranianos están siendo discriminados" por las autoridades y advirtió de que la situación puede terminar en un "desastre".

El pasado enero, Moscú ya había convocado una reunión similar en la que denunció una "guerra" por parte del Gobierno de Volodímir Zelenski contra la tradicional Iglesia Ortodoxa del país, a la que Kiev ve como "prorrusa".

El Gobierno ucraniano y sus órganos de seguridad acusan a la jerarquía de esta Iglesia de seguir promoviendo propaganda del país agresor y piden a sus líderes que se pasen a la Iglesia nacional ucraniana que se creó en 2018.

En los últimos meses, las autoridades de Kiev han cerrado parroquias y han iniciado procedimientos contra decenas de sacerdotes, que denuncian estar sufriendo una persecución religiosa.

Nebenzia pidió hoy a países y organizaciones internacionales a actuar para evitar una "tragedia" e invitó a varios representantes de esta Iglesia a hablar por videoconferencia ante el Consejo de Seguridad durante la reunión con muchas dificultades técnicas.

En el encuentro, otros países subrayaron la importancia de proteger la libertad religiosa, pero varios cargaron también contra Rusia por usar esta cuestión mientras ataca a esa misma población y destruye iglesias y otros centros religiosos.