El primer ministro de Israel, Naftali Benet, y su socio de gobierno, Yair Lapid, actual ministro de Exteriores, anunciaron hoy que la próxima semana propondrán una ley para disolver el Parlamento y adelantar elecciones, las quintas en poco más de tres años.

"El ministro Lapid y yo hemos decidido avanzar hacia la disolución del parlamento y convocar elecciones", anunció en la comparecencia conjunta en la Knéset (Parlamento israelí) Benet, quien definió esta decisión como "la más dura y la más sionista" de su carrera política.

Lapid, que hasta ahora ha ocupado la cartera de Exteriores, asumirá como primer ministro interino hasta la formación de un nuevo Ejecutivo que salga de las nuevas elecciones, que previsiblemente tendrán lugar en octubre por los tiempos parlamentarios.

"Quiero agradecer a mi socio Naftali Benet por el sentido de la responsabilidad que ha mostrado hoy, al poner al Estado por delante de sus intereses personales", afirmó Lapid, arquitecto del "gobierno del cambio" y líder del partido de centro Yesh Atid, el que más diputados tenía en la coalición.

En el pacto para gobernar, Lapid y Benet acordaron una jefatura del gobierno rotatoria que el primero habría asumido en agosto de 2023.

"Pensamos que podríamos aparcar los desencuentros al lado por el bien del país (...) con gente de diferentes contextos y con diferentes perspectivas", aseveró el ultraderechista Benet, quien prometió que todos los socios de gobierno han hecho "todo lo posible" para mantenerse a flote.

Una crisis tras otra

El gobierno de coalición cumplió el pasado 13 de junio su primer aniversario, encadenando una crisis tras otra desde abril, cuando perdió su mayoría parlamentaria tras la deserción de Idit Silman, una diputada de Yamina, el partido de ultraderecha de Benet y amenazado por otras deserciones desde todos los flancos políticos.

En partido árabe islamista Raam también congeló a finales de abril durante tres semanas su participación en el gobierno a raíz de los disturbios violentos en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén durante el Ramadán, pero luego decidió reintegrarse a un Ejecutivo que lleva más de dos meses en la cuerda floja.

En las últimas semanas, se ha especulado mucho con la posibilidad de que otro diputado de Yamina, Nir Orbach, abandonara la coalición y se uniera a la oposición liderada por el partido Likud del ex primer ministro Benjamin Netanyahu, quien celebró la noticia.

"Después de un año de lucha decidida de la oposición en la Knéset y un gran sufrimiento del público en Israel, está claro para todos que el peor gobierno en la historia de Israel ha llegado a su fin", afirmó Netanyahu.

Según la prensa israelí, Orbach lleva semanas en contacto con Likud y estaba a punto de anunciar su abandono del gobierno, lo que habría forzado a Benet a la decisión de disolverlo, algo que habría pillado por sorpresa a otros diputados de Yamina, incluida su mano derecha Ayelet Shaked, ministra de Interior.

El ejecutivo más diverso de la historia israelí

El gobierno de coalición juró hace un año como el Ejecutivo más diverso de la historia del país, una amalgama de ocho partidos políticos de todas las tendencias -desde la derecha ultranacionalista, hasta la izquierda pacifista, pasando por la inédita inclusión de un partido árabe- que se unieron para derrocar a Netanyahu, tras 12 años consecutivos en el poder.

"Esta noche, lamentablemente, estamos cerrando un capítulo del gobierno del cambio, que ha hecho mucho por la sociedad israelí, su seguridad y resiliencia y seguirá trabajando por ella durante el período de transición", afirmó el ministro de Defensa, Benny Gantz, líder del partido de centroderecha Azul y Blanco y figura fuerte del Ejecutivo.

La disolución del gobierno no impedirá la visita oficial del presidente estadounidense, Joe Biden, prevista para el 13 y 14 de julio, según confirmó a los medios el embajador de Estados Unidos en Israel, Tom Nides.