- La Fiscalía de Ucrania busca cualquier prueba, por insignificante que pueda parecer en un principio, para intentar que el Tribunal Internacional de La Haya abra procesos por crímenes de guerra contra Rusia, aunque el proceso lleve tiempo y un arduo trabajo para documentar cada caso.
En un informe sobre lo que está pasando en Ucrania desde que el pasado 24 de febrero comenzó la invasión rusa, el apartado de "crímenes de agresión y de guerra", en su mayoría por quebrantar "las leyes y las costumbres" en conflictos bélicos, recoge hasta este momento 14.193 posibles casos.
Pero el proceso para documentarlos y que acaben llegando al Tribunal Penal Internacional es largo, mientras la guerra dura ya más de noventa días sin que se atisbe el final del conflicto.
Alexandr Iliyankov es responsable del área que investiga posibles crímenes de guerra en la Fiscalía del distrito de Járkov, la segunda mayor ciudad de Ucrania, con unos dos millones de habitantes en su área metropolitana antes de la guerra.
Muchos fueron evacuados al sufrir la ciudad fuertes ataques, que aún continúan ocasionalmente, como uno con misiles que provocó al menos siete muertos el pasado miércoles junto a una estación de metro, aunque el frente de guerra se ha desplazado a las aldeas de los alrededores de la ciudad.
En una de ellas, Koropy, desde donde se escuchan explosiones por los combates en las proximidades, este fiscal dirige la exhumación del cuerpo de un joven que murió por disparos de artillería cuando entraron tropas rusas.
Iliyankov comenta a un grupo de periodistas que en este distrito llevan localizados trece casos similares, de los que por ahora han podido recuperar siete cuerpos, con disparos e impactos de artillería que mataron a civiles.
Por ello, cualquier trozo de proyectiles, agujero en un muro por disparos, restos de tanques rusos calcinados o cualquier posible prueba queda registrada en foto y vídeo antes de llevársela en bolsas selladas.
Igual que cualquier testimonio queda grabado, para dejar constancia del mínimo detalle de lo que pasó cuando estos pueblos estaban ocupados por tropas rusas, comenta.
Pero no pueden entrar en una casa donde pudo haber sucedido uno de estos crímenes si no están los dueños, pues es imprescindible dejar constancia ante ellos del lugar, el día y la hora exactos de la visita de los fiscales.
Y aún estando los dueños, no es fácil. Ketler Nadiya, la madre de un joven enterrado en el jardín de su casa en Koropy desde el pasado 21 de abril, les abre las puertas, pero a veces tiene que interrumpir su relato entre lágrimas.
La mujer, de 51 años, explica a Efe que su hijo Ketler Oleksiy Oleksiyovich, de 33 años, había salido de casa con un hermano a pedir ayuda a militares ucranianos durante un ataque ruso, en el que recibió impactos de artillería que le destrozaron el cuerpo.
Solo pudieron enterrarlo en el jardín cuando acabó el ataque, pero no en el cementerio, donde ahora quiere que reposen sus restos cuando los forenses haya hecho la autopsia y los fiscales autoricen a darlo sepultura de nuevo.
La madre prefirió salir del jardín cuando abrieron el féretro y fue un allegado de la familia quien identificó el cuerpo, poco después de que un par de helicópteros militares ucranianos pasaran justo encima a gran velocidad de regreso desde la zona del frente de guerra.
Todo queda documentado, con fotos y vídeo de cada posible prueba, igual que con los testimonios de familiares y vecinos, para elaborar un informe que al final llegue a manos del Tribunal de La Haya.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha denunciado recientemente que son más de tres meses "de crímenes de guerra por parte de los ocupantes rusos". "Muchos graves crímenes de guerra que Rusia está aún planeando o acaba de provocar", ha subrayado en redes sociales.
Ya el pasado marzo la fiscal general de Ucrania, Iryna Venediktova, aseguró tener información de presuntos crímenes de guerra en unos "6.000 lugares" en territorio ucraniano, que además de la Fiscalía del país investigan organismos internacionales. Ya están identificados más de 600 sospechosos, como políticos, agentes de propaganda del Kremlin y militares rusos, según datos de la Fiscalía ucraniana.
España fue uno de los países que anunció el envío a Ucrania de equipos de apoyo para colaborar con las investigaciones, sin ofrecer muchos detalles por motivos de seguridad.
Algunos de los lugares donde pudieron haberse cometido estos crímenes, como en la ciudad de Koropy, no son del todo seguros ya que el frente de guerra se encuentra demasiado cerca.
Hay que recordar que la Justicia ucraniana condenó la pasada semana a cadena perpetua a un soldado ruso acusado de crímenes de guerra. Vadim Shishimarin, de 21 años, se había declarado culpable por la muerte de un civil ocurrida el pasado 28 de febrero, apenas cuatro días después de inicio de la invasión rusa.
El militar reconoció que había matado a un hombre desarmado de 62 años que iba en bicicleta en la localidad de Chupajivka por temor a que pudiera denunciarlos a las tropas ucranianas que se encontraban en los alrededores. l
Torturas
Prisioneros de guerra ucranianos liberados han afirmado haber sufrido torturas mientras se encontraban en cautividad en Rusia, denunció ayer la comisionada de derechos humanos del parlamento ucraniano, Lyudmila Denisova. "En su cautiverio, los soldados ucranianos fueron torturados, amenazados de muerte, golpeados y humillados", afirmó.
Aviso ruso
El embajador de Rusia en Estados Unidos, Anatoli Antónov, advirtió ayer a Estados Unidos contra el envío de nuevos sistemas de lanzamiento múltiple de cohetes (MLRS) a Ucrania que se discute en el Pentágono y que Moscú vería como una "provocación", dijo. "Esperamos que prevalezca el sentido común y que Washington no dé un paso tan provocador", dijo Antónov.
Edad límite
El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó ayer la ley que retira el límite de edad para servir en el Ejército de su país. Actualmente, el límite de edad para la firma del primer contrato con el Ejército ruso es de 18 a 40 años.