- Dos tercios de los menores ucranianos están desplazados en el país o son refugiados a raíz de la invasión rusa, una crisis que, para el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), “tiene rostro de niño”. En Ucrania hay 7,5 millones de niños y su situación es cada día “más desesperada”, especialmente en el este y en el sur del país, según denunció el presidente de Unicef España, Gustavo Suárez, en una rueda de prensa en la que la organización ha hecho un balance del estado de la infancia en Ucrania y del trabajo que ha realizado hasta ahora.

Desde el 24 de febrero, el día que comenzó la invasión, cerca de 250 niños han muerto y más de 300 han resultado heridos, aunque es probable que las cifras sean más altas. Además, unos 15,7 millones de niños y sus familias dentro de Ucrania necesitan ayuda humanitaria. Suárez ha instado a tomar conciencia de que “detrás de cada uno de estos datos, hay un rostro infantil, una historia de miedo, huida y violencia, un presente muy injusto y un futuro truncado si no termina esta guerra”.

En palabras de Suárez, la crisis humanitaria derivada del conflicto en Ucrania “se ceba con el grupo social más débil”, es decir, niños y jóvenes. En esta línea se ha expresado también un portavoz de Unicef, James Elder, que se encuentra en la ciudad ucraniana de Zaporiyia, una de las más castigadas en el marco de la ofensiva rusa.

“Las condiciones humanitarias de los niños siguen empeorando, especialmente en lugares como Mariúpol. Cuando estuve aquí hace dos meses, casi tres millones de niños necesitaban ayuda. Ahora son 5,3 millones”, relató. Además, en Zaporiyia, Unicef recibe a quienes logran salir de Mariúpol y otras zonas en las que se desarrollan intensos combates, por lo que la organización les brinda ayuda “inmediata”.

Elder resaltó la “sensación negativa” derivada de estar en un conflicto bélico y ha puesto el foco en que la situación “ahora es más peligrosa”. “No ha habido ni un día bueno para Ucrania y mientras más estamos aquí más tenemos esa sensación de estrés”, agregó.

En este contexto, y pensando en los niños, hay “cientos que están siendo asesinados y probablemente sean más, familias que han enterrado a sus niños sin documentación formal, sin despedida adecuada y esto supone cientos de padres que se ven consumidos por el dolor y la pena”, lamentó Elder, que destacó que, como el conflicto continúa, se genera “más muerte, trauma y desplazamiento”. Los niños, además de morir, resultar heridos, desplazados o refugiados, también sufren los efectos colaterales de los ataques, por ejemplo a las infraestructuras.

En este sentido hay que mencionar los ataques a escuelas o centros educativos. Elder señaló que “cientos” han resultado destruidas o dañadas. “Da la sensación de que los niños están en primera línea de fuego de esta guerra porque destruyen lugares donde hay civiles”, lamentó.

Elder destacó que los refugiados ucranianos, niños y adultos, sufren un “trauma” al abandonar su país de origen. “Dejan atrás lo que conocen y consideran seguro”, indicó, antes de remarcar también que algunos menores huyen sin sus padres, lo que añade “estrés” a la experiencia. Cuando huyen, a menudo, se ven en medio del fuego cruzado.

Además, Unicef resalta los riesgos a los que se enfrentan los ucranianos que se desplazan “si caen en manos equivocadas”. “Esta es nuestra mayor preocupación, porque en la primera ola cientos de miles de refugiados cruzaron la frontera hacia Polonia y en aquel momento resultaba imposible o muy difícil registrarlos”, explicó Daniel Timme, del equipo de Unicef desde Polonia.

“Sabemos que hay redes de trata de personas que están en activo, cazando a refugiadas ucranianas y niños para explotación sexual y violencia sexual”, agregó.

l 5,7 millones de refugiados.

El éxodo ucraniano tras más de dos meses de invasión rusa ascendía a día de ayer a 5,7 millones, según los datos que actualiza a diario la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). El principal destino inicial de este éxodo es Polonia, donde las llegadas de ciudadanos ucranianos superan los 3,1 millones, seguido de Rumanía (854.000, muchos de ellos tras pasar anteriormente por Moldavia) y Rusia (714.000), según las cifras de ACNUR.