- En la primera sesión parlamentaria tras ser multado por celebrar su cumpleaños en plena pandemia, el primer ministro británico, Boris Johnson, afrontó ayer un aluvión de críticas desde la oposición, pero desoyó una vez más las encendidas peticiones para que dimita.
El mandatario conservador, que también recibió críticas desde sus propias filas, mantuvo un guion similar al de anteriores comparecencias para justificar el escándalo de las fiestas en Downing Street. Expresó reiteradamente sus “absolutas disculpas” por haber violado las restricciones que él mismo había dictado para frenar al coronavirus, al tiempo que aseguraba que no fue consciente de que rompía las normas y recalcaba su intención de “seguir adelante” al frente del Gobierno.
“Si tuviera algún respeto por los millones [de británicos] que lo sacrificaron todo para cumplir con las normas, dimitiría”, esgrimió durante un agitado debate el líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, que calificó al primer ministro de “un hombre sin vergüenza”. Ian Blackford, portavoz del Partido Nacional Escocés, tercera fuerza en la Cámara de los Comunes, incidió en los mismos argumentos: “La confianza en el primer ministro se ha roto y nunca podrá ser recuperada”, afirmó.
La oposición acusa a Johnson de haber engañado a los diputados cuando aseguró en diciembre que no se incumplieron las normas en Downing Street.
Al admitir ahora que sí se violaron las restricciones, le exigen que cumpla, en consecuencia, el código parlamentario que prevé que un primer ministro renuncie al cargo si se demuestra que ha mentido de manera deliberada a la Cámara de los Comunes, algo que él ha negado repetidamente.
Mañana, la oposición propondrá que se investigue oficialmente si el jefe de Gobierno mintió a sabiendas, aunque para que prosperara su moción tendrían que rebelarse decenas de diputados conservadores, que suman una holgada mayoría.
El primer ministro pagó la semana pasada una sanción de 50 libras (60 euros) por haberse reunido con su esposa, el ministro de Economía, Rishi Sunak, y otros empleados del Gobierno en la Oficina del Gabinete en junio de 2020 para festejar su 56 cumpleaños, un encuentro que se celebró sobre las dos de la tarde y que según Johnson duró diez minutos.
“Permítanme decir, no como atenuante ni como excusa, sino porque explica mis palabras anteriores en esta Cámara, que no pensé, ni entonces ni posteriormente, que un encuentro en la sala del Gabinete justo antes de una reunión sobre la estrategia sobre la covid pudiera ser una infracción de las normas”, argumentó ayer Johnson.
La mayoría absoluta que tienen los conservadores en los Comunes significa que el primer ministro solo puede ser destituido por sus propios correligionarios. A pesar de que el impulso hacia una rebelión interna ha perdido fuera en los últimos meses, algunos tories volvieron a criticar ayer públicamente a Johnson.
El conservador Mark Harper, que en enero ya lideró un intento de revuelta y que presidió un grupo de diputados contrarios a las restricciones durante la pandemia, fue la voz más airada contra Johnson desde la bancada tory. “Tenemos un primer ministro que se saltó las leyes que él mismo había pedido al país que cumpliera”, afirmó Harper. “Siento mucho tener que decir esto, pero ya no pienso que sea digno del gran cargo que ocupa”, agregó.
El escándalo de las fiestas continúa erosionando la imagen pública de Johnson, lastrado asimismo en las encuestas por la crisis del coste de la vida, a pocos días de que se celebren elecciones locales en Inglaterra, Escocia y Gales, el próximo 5 de mayo.
Los comicios serán una prueba de fuego para medir el respaldo que mantienen los conservadores en un contexto político completamente distinto al de diciembre de 2019, cuando arrasaron en las urnas gracias a su promesa de ejecutar el Brexit cuanto antes.
Johnson afronta además un futuro inmediato incierto, dado que no sabe si la policía le impondrá nuevas multas por otras reuniones sociales a las que asistió durante la pandemia. Se mantiene además la expectativa de que se publique el informe completo de la alta funcionaria Sue Gray sobre la fiestas, que en enero vio la luz de manera parcial para no perturbar las pesquisas de la policía.
Johnson prevé viajar esta semana a la India, una visita crucial para su política exterior que ha pospuesto ya en dos ocasiones por el covid.