- La politóloga Olga Aivazovska, una de las caras más conocidas de la sociedad civil ucraniana, trabaja actualmente en documentar posibles crímenes de guerra perpetrados por el ejército ruso durante la invasión a Ucrania, y asegura en una entrevista a Efe que su número es abrumador. “No exagero cuando digo que tenemos datos de cientos de miles de casos”, señala Aivazovska, presidenta de la ONG ucraniana OPORA, en los márgenes de su participación en la Cumbre de Derechos Humanos y Democracia de Ginebra, un encuentro anual de disidentes y expertos en libertades fundamentales de todo el mundo.
Exiliada como tantos otros ucranianos en Polonia, Aivazovska forma parte ahora del Centro Internacional para la Victoria Ucraniana, una red que recoge testimonios de refugiados y supervivientes para intentar construir un caso legal contra Rusia en los tribunales internacionales.
Según ella, la masacre de Bucha que esta semana ha copado los titulares de los medios internacionales es sólo la punta del iceberg: “Ni siquiera es la ciudad que más ha sufrido en las afueras de Kiev, el número de víctimas es mayor en otras como Gostomel o Borodianka”, afirma la activista, que vaticina que lo peor se verá cuando pueda accederse a Mariúpol, asediada por las tropas rusas desde hace semanas: “Bucha sólo tenía 35.000 personas pero en Mariúpol había 400.000, y por lo menos la mitad siguen allí, no sabemos si vivos o muertos”, afirma.
Aivazovska es una de las personalidades que aboga por la creación en el futuro de un tribunal especial que juzgue los crímenes de Rusia, dado que Moscú no reconoce la autoridad de la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya, aunque ésta haya iniciado ya procedimientos judiciales por la invasión de Ucrania. “Rusia está cometiendo cuatro tipos de abusos en Ucrania: agresiones, crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio, pero no todos ellos son jurisdicción de la CPI”, explica Aivazovska, quien participó en los acuerdos de paz de Minsk que pusieron fin en 2015 a los combates a gran escala en el Donbás.
La experta afirma no obstante que este tipo de juicios por crímenes de guerra, como los de Núremberg tras la derrota nazi, “sólo han tenido éxito cuando una de las partes ha ganado”, por lo que ahora es necesario lograr una victoria para Ucrania en la contienda bélica. Algo que en su opinión es muy posible, ya que “es falsa la idea de que Rusia tenga el segundo ejército más poderoso del mundo” y Moscú ha comprobado que tomar Kiev “es imposible”.
Aivazovska huyó de Kiev el mismo día del inicio de la invasión, el 24 de febrero, ya que era uno de los nombres de la supuesta lista de objetivos a eliminar por las fuerzas rusas si lograban ocupar Ucrania. “Mi marido me sacó de Kiev en coche hasta el oeste de Ucrania, en un viaje de unas 20 horas, pero él regresó para unirse al ejército”, rememora.
Sobre las tácticas del ejército ruso en Ucrania, Aivazovska se muestra tajante: “Ya no se comportan como seres humanos, creen que tienen un destino histórico que cumplir y que deben ganar como sea, usando todos los métodos”, afirma. Ejecutar a civiles maniatados y “bombardear escuelas, hospitales, teatros u otros objetivos no militares es una práctica normal para los rusos, que buscan con ello extender el terror entre la población”, señala.
El ejército ruso es herencia del soviético, “que siempre cometió crímenes de guerra”, dice Aivazovska, quien es muy crítica también con la sociedad rusa. “No creo que Rusia y Ucrania puedan volver a formar parte de la misma familia tras esta brutal agresión”, afirma. Ante el presunto apoyo mayoritario de los rusos a la invasión responde que “los ucranianos no somos sus esclavos y no aceptamos que decidan nuestro futuro”.
“Bucha es solo la punta del iceberg, habrá muchas más víctimas en Gostomel o Borodianka”
Politóloga ucraniana