- La Policía israelí desalojó y derribó en la madrugada del miércoles la casa de la familia palestina Salhiya, atrincherada allí desde el lunes con gasolina y bombonas de gas, una muestra de la creciente tensión por el aumento de expulsiones de palestinos en Jerusalén Este ocupado.
El céntrico barrio de Sheij Yarrah volvió esta semana a captar la atención internacional cuando las autoridades israelíes ejecutaron un desalojo para construir una escuela, ante la oposición de la familia y las advertencias de ONGs y diplomáticos por los desplazamientos forzosos de la población ocupada “La expulsión forzosa de la familia Salhiya y la demolición de sus casas en Jerusalén Este ocupado son crímenes de guerra”, declaró el director de Israel y territorios palestinos de Human Right Watch, Omar Shakir.
El lunes, la Policía inició la operación y excavadoras israelíes desmantelaron varias estructuras de la parcela, propiedad de la familia Salhiya, mientras que ésta se blindó en las casas con materiales inflamables con la amenaza de explotarlos.
En la madrugada de ayer más de 100 agentes entraron con “extrema violencia”, según el comité de apoyo a la familia, cortaron la electricidad, arrojaron bombas de estruendo y los desalojaron, tras lo que derribaron las dos viviendas, la de Mahmud Salhiya y la de su madre, Mayidah. La Policía indicó que “varias personas fueron detenidas para ser interrogadas como sospechosos de violar una orden judicial, oposición violenta y alteración del orden público”.