- Virginia Giuffre, la presunta víctima de abusos sexuales por parte del príncipe Andrés de Inglaterra, salió ayer de su silencio de los últimos meses al escribir en su cuenta de Twitter que se felicita por la decisión del juez Lewis Kaplan de seguir adelante con el caso contra el hijo de la reina Isabel II.
Desde Australia, donde reside hace años, Giuffre dijo que no pretende sino “buscar justicia contra aquellos que me lastimaron, y tantos otros”. “Mi propósito siempre ha sido mostrar que los ricos y los poderosos no están por encima de la ley y deben rendir cuentas (de sus actos)”, dice en una serie de tuits.
Además de mostrar su agradecimiento a su “extraordinario equipo legal” (encabezado por el prestigioso letrado David Boies), dice que se siente acompañada: “No ando este camino sola, sino al lado de otros incontables supervivientes de abuso y tráfico sexual”.
Giuffre se presenta en su cuenta como “fundadora” de una ONG llamada “Soar” (siglas en inglés por “levanta tu voz, actúa, reclama”) que dice “abogar por las víctimas de la trata”.
La mujer, que hoy tiene 38 años, sostiene que el príncipe Andrés abusó de ella cuando tenía 17 al menos en tres ocasiones, en distintas viviendas que el magnate Jeffrey Epstein (quien se suicidó antes de ser juzgado) puso a disposición de su amigo el príncipe.
Andrés siempre ha negado esos hechos y ha dicho no conocer a Giuffre, pese a que los medios han difundido profusamente una fotografía antigua en la que aparece agarrando por la cintura a la joven.
En un segundo plano de esa fotografía puede verse a Ghislaine Maxwell, recientemente hallada culpable por un jurado de Nueva York de ser la celestina de Epstein en cuatro casos de abuso sexual contra otras tantas jóvenes, y quien espera la sentencia del juez. Una de las jóvenes que testificó en el juicio contra Maxwell citó en numerosas ocasiones a su entonces amiga Virginia Giuffre, quien parecía ser habitual en las mansiones que Epstein poseía
El juicio contra el príncipe Andrés aún no tiene fecha, mientras crecen los rumores en el Reino Unido de que el príncipe podría buscar un arreglo extrajudicial que le permita evitar la humillación de un juicio público.