l principio, dijeron, no sabían si era un simulacro. Pero pocos segundos después el pánico sacudió las aulas. Siguieron el protocolo de emergencia, code red. Los profesores bloquearon las puertas, cubrieron las ventanas y todos se tumbaron en el suelo. Muchos llorando, otros histéricos, mientras se oían disparos y fuertes golpes. Los que tenían teléfonos enviaron mensajes para alertar a familiares y amigos. Pocos minutos después de las 12.51 pm se habían registrado más de cien llamadas de emergencia al 911. Más de cien policías, agentes especiales del FBI, paramédicos y bomberos respondieron en tiempo récord.
Pronto se supo que un estudiante de 15 años, armado con una pistola semiautomática Sig Sauer SP2022 de 9 mm y siete cargadores, había realizado varios disparos. Los padres habían comprado el arma cuatro días antes, en Black Friday, por menos de 500 dólares en el supermercado local. Como se anuncia en Internet, la SP2022 es una excelente opción cuando se quiere llevar un arma de fuego oculta. De gatillo suave y preciso, brindará al usuario máxima facilidad de disparo. Así es, porque entre 15 y 20 disparos después del mediodía, habían muerto dos alumnos y otras cinco personas resultaron gravemente heridas. Las víctimas mortales fueron dos niñas de 14 y 17 años, y un menor de 16 años que murió en el coche patrulla cuando lo trasladaban al hospital. Un cuarto menor, de 17 años, murió el miércoles por la mañana. Entre los estudiantes heridos, una niña de 14 años con heridas de bala en el cuello y en el pecho; un niño de 14 años con una herida de bala en la cabeza y, un niño de 14 años con heridas de bala en la mandíbula y en la cabeza.
Cinco minutos después, el sheriff Michael Bouchard vio al joven armado en el pasillo de la escuela. “Levantó las manos, tomamos su pistola y lo detuvimos”. El sospechoso invocó su derecho a no declarar y fue trasladado al centro de detención de menores. Está bajo vigilancia para evitar un suicidio. La fiscalía ha abierto cuatro cargos de asesinato en primer grado y terrorismo.
Decenas de coches patrulla y de bomberos procedentes de unas 25 agencias diferentes y cerca de 60 ambulancias respondieron en el acto hasta restaurarse el orden. El sheriff del condado de Oakland, Mike McCabe, señaló que no recibieron ninguna advertencia de tiroteo y todos los servicios de emergencia respondieron perfectamente. Pero cinco minutos y una pistola bastaron para causar cuatro muertes.
La gobernadora demócrata de Michigan Gretchen Whitmer ha dicho que ver las escuelas convertidas en escenas del crimen se ha convertido en un problema recurrente. Y agregó: “Creo que ésta se ha convertido en la peor pesadilla de los padres del país”. ¿Por qué son necesarios protocolos de emergencia por tiroteo en las escuelas? ¿Por qué un alumno medio de secundaria sabe cómo reaccionar ante un tiroteo? ¿Cómo es posible que un menor de 15 años sea acusado de cuatro cargos de asesinato y terrorismo por lo que ha hecho en una escuela?
El senador demócrata de Connecticut, Chris Murphy, conducía hacia su casa cuando, al enterarse, dio media vuelta y volvió al hemiciclo. “Esto sucede aquí en los Estados Unidos porque elegimos dejar que suceda”, dijo. “No es que tengamos mala suerte. Sentarnos y no hacer nada es la decisión adoptada por el Senado”. Dirigiéndose a los miembros del Partido Republicano continuó diciendo que “si vienen aquí a hablar sobre la inviolabilidad de la vida humana” cuando se trata del aborto, “expliquen al pueblo estadounidense por qué anteponen el derecho al lucro del lobby de las armas a la integridad de nuestros niños, que acuden a la escuela temiendo por sus vidas”.
Es urgente que una ley sobre control de armas. Murphy señaló que ha habido dos descensos importantes en la tasa de homicidios en Estados Unidos en los últimos cien años. El primer gran declive se produjo a finales de la década de 1930 y en la de 1940, justo después de que el Congreso aprobara su primer proyecto de ley regulando la posesión de armas de fuego. El segundo gran declive se produjo en la década de 1990 y principios del nuevo milenio, cuando el congreso aprobó la ley universal de verificación de antecedentes y la prohibición de utilizar armas de asalto. No es casualidad: Esas leyes tuvieron un efecto práctico sobre el crimen, y también un efecto pedagógico o terapéutico en la sociedad. “Cedo la palabra y noto la ausencia de quórum...” fueron sus últimas palabras, porque estaba solo en el hemiciclo.
Los datos avalan sus palabras. En los últimos 21 años ha habido 327 tiroteos en escuelas con el resultado de 321 personas muertas, la mayoría alumnos. Un promedio de 15,5 incidentes al año, más de uno al mes. Entre el 1 de enero y el 30 de noviembre de 2021 ha habido 677 tiroteos masivos, y diciembre está por llegar: 648 personas muertas. Pero los disparos en las escuelas son solo una parte del problema: cada año, más de 1.800 menores son asesinados a tiros y 15.000 resultan heridos. Esto supone que unos cinco menores mueren por arma de fuego y otros 32 son baleados, a diario. Las armas de fuego son la principal causa de muerte entre los menores estadounidenses. Se estima que 3 millones de niños están expuestos a un tiroteo en este país.
Y esto no es sino la punta del iceberg. Estos homicidios con armas de fuego ocurren con mayor frecuencia en el hogar y, a menudo, están relacionados con episodios de violencia doméstica. Cada mes, un promedio de 57 mujeres son asesinadas a tiros por su pareja, y muchas más son heridas. Casi un millón de mujeres han recibido disparos de su pareja. Aproximadamente 4,5 millones de mujeres estadounidenses han sido amenazadas con un arma por su pareja. Las mujeres de este país tienen 21 veces más probabilidades de ser asesinadas con un arma de fuego que las mujeres en otros países occidentales. Y es un problema con otro tipo de ramificaciones sociales: Los menores afroamericanos tienen 14 veces más probabilidades que los blancos de morir por homicidio con armas de fuego.
Más de 100 estadounidenses mueren a diario por arma de fuego y más de 200 son tiroteados. La tasa de homicidios con armas de fuego en Estados Unidos es 25 veces mayor que la de otros países occidentales. Se estima que 4,6 millones de menores viven en un hogar donde se guarda al menos un arma cargada y sin llave.
Pero este país, que ha sufrido 1.316 tiroteos en escuelas desde 1970, está completamente inmunizado ante el horror. Tan sólo hace falta oír a los defensores de la segunda enmienda apuntar que “la gran mayoría de las escuelas en EEUU no tienen detectores de metales”. ¿A qué mente enferma se le ocurre que el problema de las muertes por arma de fuego es que no haya detectores de metales en escuelas de secundaria? El debate político en torno al control de armas, la violencia y la seguridad escolar es más urgente que nunca, pero también cuenta con más oponentes que nunca, y estos no son otros que aquellos representantes públicos que se han caído en las redes del lobby de las armas. ¿Qué se requiere para que el Congreso elabore una ley que evite que un niño de 14 años termine su jornada escolar con una bala en la mandíbula y otra en la cabeza?