- El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, aseguró el viernes de la pasada semana que sus agencias de inteligencia habían descubierto que se preparaba un golpe de Estado respaldado por “representantes de Rusia” para el 1 y 2 de diciembre. Ayer, en víspera de la amenaza desvelada por el presidente ucranio, desde la OTAN, los Estados Unidos y la Comisión Europea (CE) se lanzó una seria advertencia a Rusia: debe atenerse a las “graves consecuencias” que supondría un ataque a Ucrania.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, destacó la capacidad de la Alianza para reforzarse con rapidez ante cualquier amenaza, a la vez que volvió a pedir a Rusia que sea “transparente” sobre la acumulación de tropas que lleva a cabo junto a Ucrania. “Podríamos reforzar rápido si es necesario”, recalcó el político noruego, a su llegada a una reunión de dos días de ministros de Exteriores aliados en Riga.
Stoltenberg recordó que fue el “uso de la fuerza” por parte de Rusia contra Ucrania en 2014, la invasión y anexión de Crimea, lo que motivó el mayor refuerzo de la Alianza desde el fin de la Guerra Fría. Esto incluyó el despliegue de cuatro batallones multinacionales en Polonia y los bálticos, patrullas aéreas sobre el mar Báltico y el mar Negro o el hecho de triplicar el tamaño de la fuerza de respuesta de la OTAN, hasta las 40.000 tropas a fin de “proteger a los aliados de cualquier amenaza”.
Preguntado por las consecuencias que tendría para Rusia volver a utilizar la fuerza militar contra Ucrania, Stoltenberg recordó que la anexión de Crimea ya desencadenó “reacciones” de los aliados como la imposición de “fuertes sanciones económicas y financieras”, así como “políticas”.
En una línea parecida se mostró el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, quien advirtió a Rusia de que tendrá que hacer frente a “graves consecuencias” si ataca a Ucrania. “Cualquier acción escalatoria por parte de Rusia sería motivo de gran preocupación para Estados Unidos, así como para Letonia, y cualquier agresión renovada provocaría graves consecuencias”, declaró el político en una rueda de prensa junto al ministro letón de Asuntos Exteriores, Edgars Rinkevics. Blinken mencionó “las acciones en curso de Rusia en Ucrania, su creciente retórica beligerante, su reciente acumulación de fuerzas, sus movimientos fuera de lo corriente a lo largo de la frontera de Ucrania”, algo que - agregó- “Estados Unidos ya ha visto en el libro de tácticas de Rusia muchas veces”.
Por su parte, la Comisión Europea (CE) dijo que es “muy preocupante” el aumento de la presencia militar de Rusia en su frontera con Ucrania, por segunda vez en un año.
“Toda la información en relación a la expansión militar de Rusia en la frontera ucraniana es muy preocupante”, señaló en una rueda de prensa el portavoz de Exteriores del Ejecutivo comunitario, Peter Stano, que reiteró el apoyo de la Unión Europea (UE) a la integridad territorial de Ucrania.
Ante la serie de advertencias, la respuesta de Vladímir Putin no trasmitió demasiada tranquilidad. El presidente ruso afirmó que su línea roja es el despliegue de sistemas de ataque de Occidente y de la OTAN en territorio ucraniano, e instó a la comunidad internacional a ser “responsable” y a utilizar el “sentido común” cuando acerca su infraestructura militar cada vez más a Rusia. “¿Las líneas rojas? Ésas serían las probables amenazas desde ese territorio (Ucrania) hacia nosotros. Si ellos (los aliados) continúan de esta manera, si estacionan y despliegan sistemas de ataque en territorio ucraniano, el tiempo de vuelo hasta nuestras fronteras, hasta Moscú, sería de 5 a 7 minutos”, señaló.
“¿Y qué deberíamos hacer nosotros? Tendremos que crear algo similar para responder a los que nos amenazan. Y podemos hacerlo”, indicó Putin, que, además, recordó que Rusia ha ensayado el misil de crucero hipersónico Tsirkon, capaz de volar a una velocidad nueve veces mayor que la del sonido y alcanza su objetivo “también en 5 minutos”.