Las calles de varias ciudades de Francia han vuelto a ser escenario este sábado, por quinta semana consecutiva, de movilizaciones en contra del certificado sanitario promovido desde el Gobierno para combatir la pandemia de COVID-19. Más de 210.000 personas se han manifestado en esta ocasión, según datos del Ministerio del Interior.
El recuento, ligeramente inferior al notificado por las autoridades en la semana previa, resumen los datos de más de dos centenares de movilizaciones en todo el país. En París, algo menos de 14.000 personas han participado, mientras que en Tolón, en la Costa Azul, se habrían registrado unas 22.000.
La obligatoriedad de presentar un documento que acredita la vacunación para entrar en algunos lugares, así como la adopción de otras medidas de control como la obligatoriedad de la inmunización para ciertos trabajadores, son algunas de las quejas expresadas por los manifestantes.
Tanto en la capital como en otras zonas de Francia, las movilizaciones han discurrido sin incidentes en las primeras horas, ante la atenta vigilancia de las fuerzas de seguridad. Las cadenas de televisión locales muestran a los asistentes coreando consignas a favor de la "libertad" o en contra de la vacunación de los niños.
El politólogo Jean-Yves Camus ha declarado que las movilizaciones no son monolíticas, en la medida en que habrían logrado sumar bajo banderas comunes a simpatizantes de la ultraderecha, adeptos a teorías de la conspiración e incluso miembros de los 'chalecos amarillos', el movimiento de protesta surgido inicialmente para protestar por el alza en el precio del combustible.