- El inicio de la contraofensiva de las fuerzas de seguridad afganas en la ciudad asediada de Lashkargah ha dejado casi un centenar de talibanes y miembros de Al Qaeda muertos, mientras que la capital, Kabul, volvió a ser testigo ayer de la violencia insurgente con el asesinato de un alto funcionario. Las imágenes que llegan de los combates en Lashkargah, capital de la provincia meridional de Helmand, muestran largas columnas de humo, calles vacías e incendios en mercados.
El Ejército afgano informó de la muerte durante las últimas 24 horas en la ofensiva en esa ciudad de al menos “94 terroristas, incluidos talibanes y miembros de Al Qaeda”.
Además, entre ellos, se encuentra un comandante de la Unidad Roja, la fuerza especial talibán, en Helmand: Mawlawi Mubarak, cuyo retrato apareció con insistencia ayer como muestra del logro en las redes sociales del Ejército y del Ministerio de Defensa.
Cientos de miembros de las fuerzas de élite afganas encabezan esta gran ofensiva, que comenzó en la noche del miércoles, para despejar las calles de la urbe con el apoyo de la fuerza aérea, que bombardea las posiciones y escondites de los insurgentes.
Pese a que el Ejército afgano había asegurado que esta operación no se llevaría a cabo hasta que se confirmara la evacuación de todos los civiles de la ciudad, fuentes oficiales aseguraron a Efe de que la mayoría permanecen en sus casas al no tener adónde ir.
El asedio talibán ha empujado aun así a miles de civiles a abandonar sus hogares: solo en Lashkargah suponen al menos 5.000 familias (35.000 personas), y en las pasadas dos semanas, unas 14.000 familias (casi 100.000 civiles) fueron registradas como desplazadas en varias partes del país.
Los centros hospitalarios de Lashkargah y alrededores han visto cómo el número de civiles ingresados aumentaba a medida que se intensificaban los combates.