- Venezuela cerró ayer la campaña para las elecciones legislativas del domingo, que ha sido prácticamente un desfile monocolor chavista sin ninguna alternativa fuerte, si bien el sector opositor liderado por Juan Guaidó no participará en la contienda al considerarla un fraude.
“Esta elección es una oportunidad para medir fuerzas, para ver quién tiene más pulso, el imperialismo norteamericano y la oposición rastrera o el pueblo bolivariano”, dijo el presidente Nicolás Maduro subido a la tarima y frente a miles de simpatizantes del Partido Socialista Unido (PSUV).
De ese duelo, según el mandatario, dependerá su permanencia en el poder, pues Maduro ha ofrecido irse del palacio presidencial de Miraflores si el oficialismo pierde estas votaciones a las que no acude Guaidó, reconocido presidente interino de Venezuela por unos 50 países.
Pese a que los grandes nombres de la oposición no acudirán a las elecciones, sí lo harán sus partidos, intervenidos por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Maduro nombró como líderes de los partidos a antiguos militantes expulsados de las organizaciones y acusados de corrupción, dejando de lado a aquellos políticos que los encabezaban hasta ese momento.
Así, los partidos de oposición estarán en la tarjeta electoral del domingo por decisión de los líderes impuestos por el Supremo y pese al rechazo de los políticos a los que los militantes pusieron al frente.
También acudirá otro sector de la oposición, menor que el que encabeza Guaidó y compuesto por partidos sin mucha trayectoria.
Ni los unos ni los otros han tenido una presencia notable en la campaña, una tónica que no ha cambiado en la última jornada donde han pasado desapercibidos. El jefe de Estado responsabilizó a la oposición, que controla la Asamblea Nacional desde 2016, de la crisis que vive el país y que se ha intensificado en los últimos cinco años hasta llegar a un 80% de pobreza extrema en la actualidad, según estimaciones.
Han sido “cinco años de conspiraciones, de intentos de golpe de Estado, de sanciones crueles”, resumió.
El dirigente opositor Leopoldo López ha pedido a España que rechace el “fraude electoral” y avale la “legitimidad” de una prórroga de la actual Asamblea Nacional y de su principal responsable, Juan Guaidó, que en enero de 2019 se autoproclamó como presidente encargado del país.
López ha lamentado que lo que debe ser “el pilar fundamental de la democracia” se haya convertido en un instrumento al servicio de la “dictadura”.
El Gobierno español ha respondido criticando que las elecciones se vayan a desarrollar sin garantías, y ha avanzado que no reconocerá el resultado de los comicios.
Además, la Unión Europea se prepara para no reconocer tampoco los resultados y buscará hacer frente común con otros organismos y países sudamericanos sobre el futuro del presidente de la Asamblea Nacional.
Queda, por tanto, la suerte echada de cara al domingo, fecha en la que, según proyecciones, la abstención será la protagonista, la misma que trata de vencer el chavismo.